La Casa Blanca sostiene que esta decisión del Gobierno salvadoreño “tendrá implicaciones para las próximas décadas” y que “afecta no solo a El Salvador, sino también el bienestar de la economía y seguridad de toda la región de las Américas”.
La administración de Donald Trump aseguró en el comunicado que hay una “aparente interferencia de China en la política interna” y señala una “receptividad” del gobierno salvadoreño a ello.
“Es de gran preocupación para Estados Unidos y dará lugar a una reevaluación de nuestra relación con El Salvador”, dice una traducción no oficial del comunicado, sobre esta interferencia en la política interna. Taiwán ha señalado al Gobierno salvadoreño de pedir dinero para campaña.
Según el Gobierno estadounidense, los países que buscan relaciones con China “pueden verse decepcionados a largo plazo”, aunque busquen estimular el crecimiento económico a corto plazo.
“En todo el mundo, los gobiernos se están dando cuenta que los incentivos económicos de China facilitan la dependencia económica y dominación, no un trabajo en conjunto”, señala. Estados Unidos se opone a la “desestabilización” y la interferencia de China en la región.
En el último año de su gestión, el presidente salvadoreño anunció el fin de las relaciones diplomáticas con Taiwán y el establecimiento de las relaciones con China.
El pasado 21 de agosto, la embajadora de los Estados Unidos en El Salvador, Jean Manes, instó a cuestionar la transparencia de la negociación entre El Salvador y la República Popular China. El comunicado de EE.UU. señala que la decisión fue tomada “de una manera no transparente y a tan solo unos meses de terminar su mandato”.
La embajadora explicó que el Congreso de los Estados Unidos tiene 16 condiciones para cooperar con El Salvador, entre las cuales están la transparencia y las reglas claras. Manes se preguntó que, si hay beneficios para los salvadoreños, por qué no se daba de una forma transparente.