Ortiz dice que sus poemas están dedicados al amor, a la esperanza y a la guerra. / David Durán


El olor a café Luma, en medio de las montañas, regresa a la memoria del comandante Guillermo Rodríguez, 25 años después. Regresan las imágenes de los tantos poemas escritos al amor, a la esperanza y por supuesto, a la guerra que vivió durante doce años.

“Tengo ganas de llorar por recordar tiempos pasados, deseos de reír sin razón alguna, sentimiento de estar solo, acompañado por un completo silencio. Tengo una emoción reprimida que por muchos años, ha esperado este amanecer, el arco iris rebosante que te llama a saltar y convertirte en una fiesta de locura”., recuerda y recita con nostalgia.

El entonces comandante dice que la noticia de la firma de la paz llegó como un “chaparrón de agua helada, después de varios días sin bañarse”. Fue un encontronazo, una incertidumbre, relata.

La noticia llegó en medio del desvelo, a plenas cinco de la mañana: “Escribí este poema que es de 1992, de enero y que está dedicado a ese último diciembre que vivimos en el cual se rompió doce años de conflicto y pasamos a una nueva era”, dice.

“Tengo una tristeza extraña, ella me recuerda el inicio de largas y espinosas jornada. Caminos de increíbles aventuras, donde ideal y sangre se juntaron. Tengo ganas de gritar y contarle a todo el mundo que fue posible, que dejó de ser sueño. Que estamos aquí, que nuestros muertos viven...”, sigue recitando el hombre, que 25 años después se convertiría en el vicepresidente de la república.

Guillermo Rodríguez fue el seudónimo, que Oscar Ortiz adoptó en el frente de guerra, cuando se incorporó en 1977. Combatió en Usulután por diez años, y dos estuvo en Nicaragua, recuperándose de una lesión.



“Cuando terminó el conflicto se generó una contradicción, porque en la montaña era más simple; nosotros soñábamos con el sacrificio, el esfuerzo que estábamos haciendo esa generación de jóvenes, es una generación única, iba a transformar y cambiar el país”, relató Ortiz.

El vicepresidente reveló a Diario El Mundo que uno de sus pasatiempos en el conflicto era escribir. Poesía en particular. “En el caso mío, habían tres cosas que yo no dejaba: los casetes de música, que me mantenía. Escribir mis cosas, porque siempre una tendencia a tratar de representar algo que viví en momentos difíciles y por supuesto, la otra cuestión era tratar de leer, creo que leíamos más en aquel tiempo que ahora”, cuenta.

“El último diciembre” es el reflejo de la misma incertidumbre y la alegría, de momentos que no se volverán a vivir, según Ortíz, en remembranza a la celebración de esa anhelada paz.

El ahora vicepresidente sostiene que fue el camino correcto “Esa escala de análisis creo que fue correcta, porque si uno ve, el FMLN y todos aquellos que fuimos parte de la fundación y del desarrollo del FMLN, en el conflicto y después del conflicto, nos damos cuenta del papel en la transformación del país que ha jugado esta fuerza y partido político, como la jugado también las otras fuerzas”, acotó.

Luego de firmarse la paz, Ortiz fue el coordinador del FMLN en La Libertad y en 1994 se convirtió en diputado y fue reelegido por dos período siguientes. En el 2000, fue electo alcalde de Santa Tecla y mantuvo el cargo hasta 2014, donde resultó electo vicepresidente de la República.

“Nosotros lo que pensábamos era salir bien del conflicto, pero nunca pensamos en cosas de cargos, en realidad no era una escala de análisis ; la única escala de análisis que teníamos bien claro, es que si terminábamos bien el conflicto podíamos ser capaces de incidir en la transformación del país”, finaliza.