La politóloga venezolana Miriam Kornblith, directora senior del Programa de América Latina y del Caribe de la Fundación Nacional por la Democracia con sede en Washington, aseguró que en El Salvador se está sufriendo un retroceso que recuerda mucho a lo que ocurrió en Venezuela.

En un foro organizado por Wilson Center, un foro político no partidista creado por el Congreso de los Estados Unidos en 1968, la también socióloga expresó que, como miembros de la comunidad democrática en el mundo, están muy preocupados y lo ven como parte de un patrón.

A la luz de esta Carta Democrática Interamericana, Kornblith dijo que hay un retroceso en El Salvador porque se quiere desarticular la democracia representativa, algo que reveló hay "mucho acuerdo" entre las organizaciones que trabajan por la democracia.

Advirtió que la ultrapersonalización del poder, el intento de sobrepasar cualquier tipo de control de otras instituciones, órganos o de la ciudadanía, el uso abusivo de los medios de coerción, y la desconfianza en contra de cualquier actor autónomo no sumiso, son rasgos preocupantes que se repiten en otros países del mundo ante los cuales “la sociedad salvadoreña debe estar muy alerta”.

Kornblith recordó que en el caso venezolano pasaron muchos años para que la comunidad internacional reaccionara y, cuando lo hizo, la tragedia venezolana había llegado a un punto terrible.
Hay un sentimiento de mucha de decepción en la región, reflejado en que una persona expresión de un nuevo liderazgo que esté asumiendo esta postura autoritaria, como le llamó la revista Economist, un representante de la generación de los millenial con instintos autoritarios. Cuando uno ve este proceso, te recuerda mucho a lo que ocurrió en Venezuela. Además, el guion del autoritario está bastante bien codificado”.

Señaló que libros recientes Cómo mueren las democracias de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, o El manual del dictador de Bruce Bueno de Mesquita señalan ese patrón.

Enumeró los rasgos de ese patrón: la ultrapersonalización del poder, el desprecio a los controles desde la institucionalidad, la generación de una cultura de polarización que impide acuerdos entre distintas partes, el uso abusivo de los recursos públicos incluidas las fuerzas de seguridad y el menosprecio hacia los sectores autónomos.

Aseguró que esas tendencias son preocupantes en El Salvador y "muy decepcionantes" considerando que se trata de El Salvador.
Lo estamos viendo en Nicaragua, lo preocupante es que El Salvador está en un contexto muy frágil, en el contexto centroamericano, donde están los tres países del Triángulo Norte, que son sumamente frágiles desde el punto de vista de la institucionalidad y Nicaragua que ha derivado en un orden claramente dictatorial. Estas tendencias son preocupantes en sí mismas para la propia evolución de El Salvador, muy decepcionantes considerando el enorme esfuerzo en la construcción de su orden democrático”.

Guion autoritario


La especialista en democracia aseguró que es necesario entender que tanto derechas o izquierdas pueden seguir este guion autoritario.

Señaló que el escenario salvadoreño descrito por el rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (Uca) en el mismo foro es “la esencia del modelo” y que consiste en “el intento de desestructurar las pautas culturales, institucionales, políticas, comunicacionales propias de un orden democrático”.
Esa desestructuración se puede hacer de manera muy violenta y drástica desde el inicio o progresivamente o combinando lo radical y drástico con lo progresivo, por eso pienso que es muy importante que los salvadoreños, los latinoamericanos y la comunidad internacional esté muy alerta para impedir mientras antes sea posible que estos intentos autoritarios se profundicen de modo de desestructurar el orden democrático salvadoreño”.

Ricardo Zúñiga, director interino del Instituto de Brazil, moderador del foro, aseguró que es importante destacar que ha habido el uso de métodos jurídicos para restringir el apoyo internacional a la prensa en Nicaragua, Rusia y Cuba.

Zúniga le preguntó a la Miriam Kornblith cuál ha sido la reacción entre los actores internacionales que apoyan la cultura democrática en El Salvador.

Ella sostuvo que todas las organizaciones de distinto signo político con las cuales trabajan tienen "mucha preocupación" sobre el El Salvador.

Detalló que la Fundación de la cual forma parte apoya organizaciones que trabajan por la democracia en 90 países del mundo.
En muchos de estos países se dan procesos similares, este proceso de erosión de la democracia a partir de gobernantes electos mediante mecanismos democráticos.

La Carta Democrática Interamericana


Miram Kornblith relató que cuando el presidente Alberto Fujimori desarticuló las instituciones democráticas en Perú como respuesta se creó la Carta Democrática Interamericana que cumplirá 20 años en 2021.
Es el documento en el cual queda plasmado ese consenso de la región que la democracia representantiva es un derecho ciudadano y una obligación de los gobiernos a respetar.

La politóloga aseguró que la Carta Democrática debe ser una guía para todas las organizaciones que trabajan por la democracia en la región.
Comparado con lo que se aspira en la Carta, lo que estamos viendo en El Salvador es un retroceso, en el sentido de tratar de desarticular la democracia representativa en lugar de fortalecerla y en eso hay mucho acuerdo en las organizaciones que trabajan por la democracia. Lo vemos como una preocupación. El Salvador es muy apreciado exactamente por eso, es una gran preocupación y sobre todo una gran decepción.