El politólogo Antonio Martínez Uribe cree que la causa de la inseguridad de El Salvador se centra en que el Estado no funciona como debería. Es más, cree que el Estado está en una especie de ausencia. En su análisis, explica que la falla estuvo en que, después de los Acuerdos de Paz, de 1992, no se construyó ni se saneó la institucionalidad. Lo único saneado, dijo, fue la Fuerza Armada. Tanto así que ahora ve que los gobiernos de izquierda, en El Salvador, no combatieron los vicios de corrupción de los gobiernos de derecha, sino que empezaron a convivir con los mismos, advierte. Un hombre de izquierda que residió gran parte de su vida en Francia, lanza críticas a políticos de todos los colores.

 

Algunos ven la situación de inseguridad como caos, otros lo ven como una transición. ¿Dónde estamos?

Yo veo un país desintegrado en el sentido de que si fuera integrado estarían funcionando todas sus partes. Están piezas sueltas sin ninguna coordinación, la Asamblea Legislativa por un lado, dentro de la Asamblea, diferentes tendencias, la Sala de lo Constitucional, la Corte, el Ejecutivo, el Estado en general necesita integrarse. No es que ha desaparecido, sino que no logra tener una coordinación integrada de sus acciones, hay demasiadas iniciativas políticas y no hay un eje conductor de la política del Estado de El Salvador, podemos decir que cada quien está halando por su lado. Eso lo que nos da es que tenemos una gran debilidad institucional. O sea, el problema es que nosotros, con los Acuerdos de Paz de 1992, que terminó con el conflicto militar pero no terminó con el conflicto económico y social. El reto que se planteó a partir de los Acuerdos de Paz fue construir institucionalidad, como la Policía Nacional Civil, Procuraduría, el Consejo Nacional de la Judicatura, pero no logramos construir esa institucionalidad. Creo que hemos fracasado en la construcción de un Estado de Derecho sólido, por eso estamos en la situación en la que nos encontramos.

 

¿Esa parte de los Acuerdos fracasó, aunque haya mucho temor de decir que hay algún fracaso en los Acuerdos de Paz?

Eso es lo que yo creo. Yo creo que el Acuerdo de Paz se cumplió, pero consistía en un cese de fuego, la guerrilla se incorporó, empezó su vida legal pero no se dedicó a construir las instituciones. A partir de los Acuerdos de Paz la exguerrilla es reconocida como fuerza legítima, luchadora por la democracia; o sea, la lucha por el poder, el derecho a gobernar se ha respetado completamente, pero el problema es que la tarea de construir institucionalidad, eso no se definió en los Acuerdos de Paz, yo creo que eso no se logró. El gran fracaso es que no hemos logrado construir institucionalidad democrática. Se están violando ciertos principios. Lo que tiene que imperar es la razón, la capacidad de lograr consensos, sobre todo entre ARENA y FMLN. Después de 25 años, el país se ha polarizado más por la intransigencia.

 

¿Por qué intransigencia?

ARENA cuando fue Gobierno quiso destruir al FMLN y ahora el FMLN quiere anular a ARENA, y ya vimos que, después de 25 años, que eso hasta ahora no se puede. Entonces, lo que ha hecho el Frente es ponerse de acuerdo con los partidos pequeños en la Asamblea Legislativa. El Frente prefiere entenderse con GANA, que entenderse con la fuerza opositora que es la que tiene gran peso político en el país. El país no lo vamos a cambiar con una fuerza pequeña, sino una grande capaz de mover al Estado y de mover a la población, para que podamos actuar de acuerdo a las políticas del Estado. No salimos de este entrampamiento.

 

¿Cuáles son las causas de la inseguridad?

Toda la explicación la encontramos en el aparato del Estado. El Estado debería ser el ordenador de la vida nacional, el cumplimiento de la Constitución. Pero para eso el Estado tiene que funcionar y no ha funcionado, no funciona el sistema de justicia, que decimos que es corrupto, si vemos que no funciona la Asamblea Legislativa, que también tiene problemas de corrupción. Y si no cumple su papel la clase política que dirige el Estado, entonces, el problema no es la delincuencia, sino la falta de ordenamiento del país por parte del Estado. Si el Estado no existe, el país tampoco, cada quien anda por su lado. Usted lo ve en el transporte, el problema es agudo, nadie respeta las señales de tránsito, tenemos un caos vehicular con Sitramss o sin Sitramss (Sistema Integrado de Transporte de San Salvador). Igual sucede con la vida política nacional: lo ideal es que todos nos pusiéramos de acuerdo, pero en una democracia siempre hay disenso. Pero las fuerzas políticas grandes son las que siguen el rumbo. Si hubiéramos cumplido, no tendríamos el problema que tenemos. Tenemos que tener consenso para entrarle al problema de la violencia, del narcotráfico y cumplir una nueva concepción de seguridad pública. Ahora estamos hablando de recuperar territorio, yo creo que lo que tenemos que recuperar es la gente.

 

¿De dónde vendrán los cambios?

Los cambios no van a salir del Estado porque el Estado trata de mantener sus privilegios. La presión de la sociedad civil, la participación de la gente, cambiar el liderazgo, más democrático, más transparente, identificado con la justicia social. Aquí los políticos nacen pobres y mueren ricos. Tengo amigos que eran pobres, y de izquierda, y ahora tienen vehículo del año. Nos metimos al proceso para cambiar la sociedad. Me decía un amigo: antes capturaban a la izquierda por luchar por sus ideas revolucionarias, ahora los están capturando por delincuentes. El país no solo tiene que pensar en la seguridad policial, ni en la seguridad militar.

 

¿Se ha politizado el tema de la seguridad?

Yo creo que aquí hay sectores que no quieren que se resuelva el problema. Todos los esfuerzos que quiera hacer el presidente Salvador Sánchez Cerén van a ser boicoteados.

 

¿Por quiénes?

No le puedo citar nombres. Hay sectores de la derecha empresarial que no quieren que el Frente siga gobernando, no porque que estén haciendo medidas revolucionarias, el Frente no está haciendo la revolución. Yo creo que eso ya quedó cancelado, sino porque quieren recuperar el poder.

 

¿Por interés al poder?

El Frente empieza a hacer trabajo legislativo desde 1994 y llega al Gobierno en 2009. El Frente empieza a gobernar el Estado pero no combate los vicios del Estado, sino que empieza a gobernar con los vicios del Estado, cuando lo que debió hacer es combatir la corrupción, pero parece ser que el Frente lo que hizo fue convivir con los vicios y en cierta forma ha empezado a practicar los vicios de la corrupción del Estado, tenemos el caso de Mauricio Funes, lamentable, que el primer presidente de izquierda esté señalado de enriquecimiento ilícito. Lo que hizo Mauricio fue demostrar que no era títere de los comandantes y empezó a hacer sin el Frente, eso lo llevó a una situación, se rodeó de otras personas. Cuando se destapó la tregua, el artífice fue (David) Munguía Payés... Entonces, él no gobernó el país, lo gobernó otra gente. Ignoró al vicepresidente. Cuando se negoció lo de la tregua y Sánchez Cerén dio declaraciones, Mauricio Funes dijo: ‘Si él no formó parte...”, claro... La factura que tiene que pagar el Frente es bastante grande, ellos no se hacen cargo, perdieron el rumbo estratégico. Si yo pierdo el rumbo, puede ser porque me metí en negocios raros. Tenemos un problema de corrupción histórico, lo único que se saneó es la Fuerza Armada, pero el resto del Estado no se saneó y ahí están los informes que no nos gustan del Departamento de Estado de Estados Unidos. La izquierda lo que hace es convivir con la corrupción y si usted convive con la corrupción de repente le dan su tajada.

 

¿Cómo puede acabar esta convivencia si es el mismo Estado el que debe combatir la corrupción?

Creo que tenemos que cambiar de políticos. Les digo a las mujeres: si ustedes van a hacer políticas, tiene que ser diferente a la que han hecho los hombres, Lorena Peña, Norma Guevara, que son amigas. Un cambio es no corromperse. El problema es que casi todos tienen empresas, Norma tiene empresas de buses. El problema es que cuando se firmó la paz, la línea fue: Ahora tienen que ver cómo sobrevivimos porque la izquierda, el gran problema, es que no ha sido generadora de riqueza. El Frente tiene sus propias contradicciones. (José Luis) Merino no tiene ningún cargo, solo Alba, pero lo que hacen ahí es pisto, pisto, no revolución, revolución.

 

Perfil

Sociólogo, magister en análisis político de la Universidad Autónoma de Barcelona, doctor en Ciencia Política. Fue subsecretario de Cultura en el gabinete de gobierno de la 1ª. Junta de Gobierno de 1979, residió en Europa 13 años e hizo actividad política diplomática internacional para encontrar una salida negociada al conflicto armado salvadoreño y centroamericano. Se dedica a la academia y la investigación. Autor de artículos, estudios y consultorías para medios nacionales e internacionales. Pertenece a la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL), con sede en Buenos Aires que agrupa a graduados de CHDS, Washington, D.C.



En tres preguntas

¿Por este Estado ausente se originaron las pandillas?

En parte, sí. Pero no solo eso. El factor externo de la cultura norteamericana también afecta. ¿De dónde viene el financiamiento de las pandillas? ¿No será que parte de las remesas llega a las pandillas? Mucho de los pandilleros han sido deportados y también tienen familia en los Estados Unidos, pero no queremos hablar de las remesas porque no nos conviene. Pero el tema es que también necesitamos investigar mucho.

 

El Gobierno ha empezado un esfuerzo para recuperar el control de las cárceles y del territorio, y ha prometido logros en un año. ¿Logrará eso?

Ojalá que sí. Pero son medidas que tienen altas cuotas de represión y fuerza. Solo con represión y fuerza, con más militares y más policías difícilmente creo que vamos a poder resolver el problema. Yo más bien vería que el Gobierno, sabiendo cuál es la población, programas masivos de educación, para combatir la pobreza, para resolver el problema de la vivienda, aquí el problema es que no somos un país productivo. Este es el tratado de seguridad democrática (muestra un documento del cual es coautor), con este plan del Gobierno, basado en la fuerza, en defensa no de la persona, sino del Estado. Tenemos necesidad de hacer eso, de usar la fuerza, porque las otras instituciones no funcionan. Se suponía que ya no íbamos a usar la Fuerza Armada en seguridad pública, pero estamos de nuevo después de 25 años llevando militares a seguridad, porque no fuimos capaces de hacer funcionar las instituciones. Los países más democráticos se caracterizan por usar mínimos de uso de fuerza, pero el empleo, el ingreso, la salud, funcionan a todo vapor.

 

El Estado dice que requiere más recursos. ¿Los requiere?

Deberíamos de usar la inteligencia para resolver con pocos recursos los problemas que tenemos. El Estado debe caracterizarse por su eficiencia, lograr los objetivos con el menos uso de recursos. ¿Quién es eficiente en este país? Los pobres que viven del salario mínimo. Aquí hay derroche de recursos. Yo no creo que sea un problema de recursos, es problema de que no somos eficaces y eficientes en el uso de los recursos.