“Estrictamente no hay aliados o enemigos, solo relaciones entre países con intereses particulares que a veces corresponden o no”, afirma el profesor estadounidense, poco después de conocer que el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, pidiera al gobierno estadounidense entender que lo que están haciendo es “ordenar la casa”.
Soberanía e intereses distintos.
Paarlberg explica que la soberanía de una nación no significa estar desconectado de los sistemas internacionales. Ejemplifica que la administración de Biden ve la corrupción, el autoritarismo y los malos gobiernos de la región como las causas fundamentales de la migración irregular hacia Estados Unidos. “Es decir, lo que hacen los otros gobiernos nos afecta a nosotros”, concluye.
Entonces, el gobierno estadounidense seguirá políticas fieles a los intereses del pueblo estadounidense y El Salvador igualmente lo hará.
Sin embargo, el académico advierte que el gobierno salvadoreño quiere mantener la relación sin aceptar los intereses de sus “aliados”.
“Cuando el presidente (Nayib) Bukele dice que quiere que se respete su soberanía no significa que no quiere ser parte de CAFTA (tratado de libre comercio con Estados Unidos) o no recibir préstamos del FMI (Fondo Monetario Internacional) o vacunas de China o asistencia militar de Estados Unidos”, explica.
Por el contrario, dice Paarlberg, el mandatario salvadoreño pretende seguir conectado a los sistemas internacionales sin que los gobiernos, instituciones financieras o individuos “sigan sus propios intereses cuando interactúan con su gobierno”.
Cuando el presidente Bukele dice que quiere que se respete su soberanía no significa que no quiere ser parte del CAFTA o no recibir préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI)”. Michael Paarlberg, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Virginia
Condiciones por ley.
La semana pasada, la representante de la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador anunció una pausa en la relación con el Gobierno salvadoreño. Días después, un alto funcionario estadounidense aclaró que, si bien habrá un nuevo liderazgo en la Embajada, la política hacia El Salvador no cambiará.
Desde el 1 de mayo, el gobierno de Estados Unidos intentó sin frutos que el gobierno salvadoreño retrocediera en acciones consideradas antidemocráticas y contra el Estado de Derecho.
Las condiciones estadounidenses en torno a la democracia no solo están en el discurso de sus altos funcionarios o congresistas, sino en sus leyes.
La Ley de Financiamiento del Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados para el año fiscal 2022 condiciona la ayuda al Triángulo Norte a condiciones como: combate a la corrupción y la impunidad, políticas para fortalecer el Estado de Derecho, incremento de la transparencia en el Estado, independencia de las instituciones judiciales y electorales, y protección de defensores de derechos humanos.
El dato
Más de tres millones de salvadoreños se encuentran viviendo en los Estados Unidos, algunos no tienen un estatus migratorio legal y otros lo mantienen en vilo.
Visto bueno
- Acercamiento
El 1 de julio, la subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Victoria Nuland, se reunió con el presidente salvadoreño para establecer una hoja de ruta con el fin de fortalecer la democracia en el país.
- Organizaciones
El 30 de julio de 2021, el presidente convocó a representantes de entidades como Fusades, DTJ, Funde, Cristosal, Acción Ciudadana, Icefi y organizaciones de apoyo a desplazados. Sesionaron más de cuatro horas.
Visto malo
- El 1 de mayo
La Asamblea cambió a la Sala de lo Constitucional y al fiscal.
- UU. envió a Ricardo Zúñiga y Jean Manes para intentar revertir esas acciones. Luego, la nueva Sala habilitó la reelección inmediata presidencial.
- Pandillas
El profesor Michael Paarlberg cree que un pacto del gobierno con las pandillas “claramente afecta a Estados Unidos”. Según el académico, esto es una gran base de la fricción con el gobierno salvadoreño.