El transporte público de pasajeros sigue paralizado. Se espera que se reactive en la fase 2, la cual está programada para el 7 de julio, pero con mayores controles sanitario. / Diego García


El Salvador cumplirá este martes 30 de junio los primeros 15 días desde el inicio del plan de reactivación de la economía tras el paro preventivo de 87 días para frenar el avance de la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, la fase 1 -de 21 días- es marcada por un incremento de casos nuevos de COVID-19, no necesariamente relacionados con el reinicio de actividades, pero que generan preocupaciones sobre el control efectivo de la enfermedad y provocan inquietudes sobre el futuro de la estrategia de reactivación y del cumplimiento de la calendarización de las siguientes cuatro fases originalmente previstas para una duración de 15 días.

Entre el 16 y el 27 de junio las cifras oficiales reportaron 1,993 contagios en El Salvador, lo que arroja un promedio de 166 casos diarios. El 26 de junio supuso una nueva marca desde la detección de la enfermedad en el territorio: 210 nuevos casos, mientras que el número de fallecidos era hasta ayer en la tarde de 152.

La posibilidad de que las autoridades activen nuevos periodos de cuarentena para frenar la pandemia genera reacciones encontradas entre la población que está de acuerdo en activar mecanismos para cuidar la salud, pero también se muestra preocupada por el deterioro de la economía familiar por los casi tres meses de paro que se tuvieron entre marzo y junio.

Anabel Martínez, ejecutiva en una compañía de la industria textil, explica que está a favor de planes para conservar la salud, pero recalca que acciones como una nueva cuarentena solo pueden funcionar si la población realmente atiende las medidas. “El problema ha sido la falta de educación a la población”, valoró.

Martínez se vio directamente afectada por el paro y sostiene que le preocupa la salud propia, la de su familia y amigos, pero considera que una nueva cuarentena podría profundizar más la crisis de empleo.

“Me preocupa que muchos ya están afectados con la pérdida de empleo y sin posibilidad de recuperarlos en el corto plazo”, explica, mientras cuestiona la falta de claridad en los esquemas de concientización hacia la población en general.

El comercio informal está programado para retomar actividades en la fase 3, desde el 22 de julio, pero su actividad crece en el centro de San Salvador. / Diego García


Emilio López, químico farmacéutico y empleado del sistema sanitario nacional, comparte la idea de que falta impulsar campañas para educar a la población. Considera que una nueva cuarentena solo puede funcionar si la gente acata las medidas, pero anticipa que eso puede ser difícily lo resume en una frase: “No somos disciplinados”.

“Ayer vi a cuatro jóvenes en una camioneta que no andaban haciendo nada importante. Pero se sacrifican más los que cuidan a los contagiados que no pueden ir ni al baño, no toman agua durante mucho tiempo mientras usan los trajes de bioseguridad para cuidar a los enfermos”, valoró.

La semana pasada, la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (Camarasal) alertó sobre el descontrolado regreso del sector informal y advirtió que, si no se maneja adecuadamente, puede convertirse en un foco de contagio, pero reconoció que el detonante de ello es la necesidad.

“El sector que no aguanto por la cuarentena es el que vive del día a día, nosotros lo venimos diciendo desde hace 15 días que se necesita de una campaña masiva de educación”, puntualizó el presidente de la gremial Jorge Hasbún.

 

NEGOCIOS DEBILITADOS

La actividad productiva del sector formal se va adecuando a los nuevos protocolos, de acuerdo con el Ministerio de Economía aún opera bajo el 60 % de su capacidad, pero la economía en general resiente el tiempo de inactividad.

Gilberto Romero es un mediano empresario y atiende un negocio con dos sucursales y responde: “Como ser humano estoy a favor (de aplicar una nueva cuarentena) si de algo ayuda a bajar la curva y preservar la salud que para mí es más importante”, pero también reconoce que los negocios se erosionan por la inactividad.

“Desde el punto de vista, como comercio está difícil la situación ya que nosotros nos preparamos para la temporada que se venía de Semana Santa y adquirimos mercadería. Esto nos afectó tanto que tenemos grandes deudas que tenemos que pagar y desde el 16 de junio que abrimos hemos podido recuperar algo para poder cancelar a algunos proveedores, pero si tenemos que cerrar por 15 días nos afectará grandemente”, comentó.

Gremiales empresariales como la Camarasal han alertado que la posibilidad de retrasar el inicio de las fases provoque más daños a la estructura financiera de los negocios, al punto de que crezca el porcentaje de los negocios que ya no pueden abrir, mientras, también existe el temor que la pandemia incremente su fase y colapse al sistema hospitalario nacional.