Damián Alegría cree que la solución al problema de inseguridad en el país debe ser una política de Estado. Cree en unos segundos acuerdos, pero insta a ARENA a sentarse en las mesas de diálogo. Asegura que el Frente nunca estuvo de acuerdo en la tregua con las pandillas.
¿Se puede decir que los salvadoreños viven en paz?
Si nos remitimos a la historia, hay momentos que han sido peores que este, donde no ha habido ninguna política de Gobierno para tratar de resolver esto, sino una política de Estado para promover el crimen contra la población. Yo puedo tomar de referencia los tres primeros meses después de la masacre de 1932 cuando en una zona reducida del país se mataron a más de 30 mil salvadoreños, los primeros tres años de la guerra civil. La cifra de muertos bajó porque se estableció un ejército guerrillero que defendía a la población y que enfrentaba de manera directa al Ejército. Lo que ocurre en este momento es que durante los gobiernos de ARENA el problema de las maras fue utilizado para desarrollar y crear más de 250 empresas de seguridad privada...
¿Tiene pruebas o es un análisis?
Es un análisis global pero es fácil encontrar vínculos. ¿Qué ha pasado en este nuevo Gobierno? La posición es: ni tregua con los pandilleros y un enfrentamiento claro con el narcotráfico, y eso es contrario a lo que se hacía antes. Ahora los carteles de la droga luchan por mantener su negocio y están siendo enfrentados por un Gobierno que quiere de verdad acabar con el narcotráfico...
¿Qué tanto influyó la tregua?
La tregua fortaleció a las pandillas. Fue un error, por supuesto. No estuvimos de acuerdo con eso, el Frente nunca estuvo de acuerdo. Los muertos por día han subido levemente pero se ha contenido. Hay bastantes municipios donde la vida es tranquila.
¿Por qué hace 24 años no se advirtió que esto podía pasar?
Porque el Gobierno de El Salvador no le puso mayor atención a ese problema y creyó que con una amnistía se resolvía todo. Cuando terminó la guerra, el tema fue mal manejado. El otro problema es que el tejido social de El Salvador fue desgarrado por el modelo económico. Resolver esto no es cosa fácil, es un problema de política de Estado.
Pero hay un desencuentro en los análisis de la izquierda y la derecha.
No es totalmente ajeno uno del otro enfoque, lo que requiere es voluntad política para trabajar en conjunto. Si alguien hace más énfasis en esto o en aquello, uno lo puede entender, pero al final es un solo problema.
¿Es posible un segundo acuerdo?
Claro, ese es el objetivo de la interpartidaria y tiene que ser un diálogo entre todos. ARENA no quiere participar. Ese es el problema, ellos quieren estar fuera criticando, pero los espacios en donde se puede opinar y contribuir, no quieren estar, entonces es una actitud doble, doble cara.
¿Usted no lo ve posible, entonces?
Yo invito a ARENA para que reintegre a la interpartidaria, para que se integre de nuevo al Consejo de Seguridad, invito a ARENA para que tenga una posición constructiva, porque, si nos mantenemos en esta pelea, este país no va a ser de nadie. Ni de ellos, ni de nosotros, así que es hora de unirnos para construir el único país que tenemos, que es El Salvador.