Dedicarse a los trabajos del campo es una actividad que está quedando relegada por los jóvenes en El Salvador, a tal punto que en la próxima década se puede provocar un derrumbe del empleo debido a una ruptura en el relevo generacional, según tres voceros de diferentes gremiales.
Los hijos de cañeros, ganaderos y agricultores se interesan cada vez menos por dedicarse a las labores de sus padres y prefieren otras profesiones, cadenas de empleo que han sido heredadas por generaciones en El Salvador.
La baja rentabilidad y los altos costos de producción estarían carcomiendo el relevo generacional, desmotivando a los jóvenes a seguir con el legado de sus padres, explicó el presidente de la Asociación de Ganaderos de El Salvador (AGES), Sandor Siliezar.
Siliezar recordó que se suma el alto costo de la mano de obra y la escasez de la misma, así como el precio de venta de productos, como la leche, que genera poca utilidad.
"El impacto va a ser ya, y ni quiero pensar qué nos puede pasar en 20 años si no le hacemos un golpe de timón a esto que está sucediendo”, indicó el vocero de AGES.
Lo que sucede en el campo es parte de una bomba de tiempo que se cocina en El Salvador desde hace varias décadas, debido a los pocos incentivos y el interés que los gobiernos han externado con el sector, indicó el presidente de la Asociación Cámara Salvadoreña De Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), Luis Treminio.
"Entonces el joven cuando está por cumplir 18 años (piensa) en emigrar ya sea a la ciudad, que el trabajo es un poco más liviano que en el campo, o emigrar a cualquier país fuera de El Salvador”, añadió Treminio.
Una consecuencia sensible
Para Treminio, las consecuencias del bajo interés de la juventud ya se reflejan en los niveles de producción, pues cada vez hay menos tierras cosechadas en El Salvador.
Campo ha señalado que El Salvador pasó de producir 28.6 millones de quintales de maíz, frijoles, sorgo y arroz en el ciclo 2021-2022, a rondar los 17.1 millones de quintales para el período de 2023-2024, una baja de un 40 %.
La gremial enfocada en la producción de granos básicos estima que entre el ciclo agrícola 2019-2020 y el 2024-2025 las tierras dedicadas a la producción se han reducido un 27.2 %, al contabilizarse actualmente 487,000 manzanas activas en cultivos.
La reducción incluso es confirmada en los anuarios estadísticos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). La institución revela que el país pasó de cosechar 377,871 manzanas de maíz en el ciclo 2019-2020, a rondar las 376,733 manzanas para el período 2022-2023, una reducción de un 0.3 %.
La reducción de las manzanas cultivadas también se replica en el caso del sorgo, los frijoles y el arroz, con caídas de un 5 %, un 8.3 % y un 39 %, respectivamente.
Según Campo, actualmente la edad promedio del sector agropecuario ronda entre los 63 a 65 años, quienes se encuentran fuera del período productivo.
La Asociación de Productores de Caña de Azúcar de El Salvador (Procaña) explicó que en muchos casos, cuando el productor fallece, los hijos tienden a despojarse de las tierras y a venderlas, en su mayoría para fines alejados del cultivo de la caña.
El presidente de Procaña, Óscar Orellana, es uno de los relevos generacionales de su familia que ha permanecido por más de un siglo en el rubro de la agricultura; sin embargo, reconoce que las condiciones actuales apuntan a que será el último en desempeñar este tipo de labores agrícolas.
El vocero de AGES estima que en los próximos cinco años la cantidad de ganaderos en el país se verá comprimida.
La situación no solo agravará la escasez de leche que ya vive El Salvador, sino que implicará un incremento de las importaciones, tal y como se prevé suceda con el sector de caña de azúcar y de granos básicos.
Treminio teme que la "agricultura desaparezca” en El Salvador, y que la importación deje de ser una opción, principalmente porque la escasez de juventud en el agro perjudica al resto de países en la región.
"Quién va a padecer la escasez de alimentos son las ciudades, porque mucha gente dice que se cubre con las importaciones, pero cuando no tengamos qué cosa importar, o que los países productores grandes fijen precios altísimos de ese producto, entonces no vamos a poder consumir, las ciudades no van a poder consumir”, añadió el vocero de Campo.
¿Qué se puede hacer?
Procaña aseguró que aún se puede hacer algo en El Salvador impulsando la tecnología para motivar a que los jóvenes se queden en el campo y continúen con los legados de sus padres.
Orellana enfatizó en que cada vez se tendrá menos producción agrícola, una situación que se vuelve "frustrante” pero comprensible en el contexto actual.
"Tenemos que volcar la actividad hacia el área tecnológica y volverlo atractivo, ahorita hay maquinaria que ya se maneja, maquinaria autónoma, ya no necesita conductor sino que es por computadora y satélite y eso estamos haciendo”, indicó Orellana.
Por su parte, Campo espera que el gobierno preste atención porque en el campo "hay mucho trabajo que hacer”.