Salvadoreños intervinieron en 15 edificios destruidos por los terremotos de Turquía, y en su trabajo está el rescata de una mujer y un niños con vida.
Funcionarios del Gobierno de El Salvador recibieron, este sábado, con agradecimientos y elogios al contingente humanitario que viajó el pasado 8 de febrero a Turquía, para asistir en las labores de búsqueda y rescate, luego que esta nación fuera golpeada por dos potentes terremotos que superaron su capacidad de respuesta ante la catástrofe.
Encabezados por una ondeante bandera de El Salvador, uno a uno los 111 integrantes de las delegaciones del Equipo de Búsqueda y Rescate Urbano (USAR) integrada por Bomberos, médicos y paramédicos, además de miembros de Protección Civil y de la Unidad Humanitaria y Rescate (UHR) de la Fuerza Armada, descendieron de un avión charter en el Aeropuerto Internacional San Óscar Romero.
Funcionario del Gobierno de El Salvador y la representante diplomática de Turquía encabezaron el comité de recibimiento. Cortesía SDP
Ya en tierra el teniente Antonio Vásquez, quién lideró el equipo USAR salvadoreño en Turquía, enumeró las diferentes actividades de apoyo que brindaron en Turquía, y dijo satisfecho que ”afortunadamente, tuvimos la dicha de poder rescatar a dos personas, un menor de edad y a una señora”.
"Ahora están entre los equipos élite de búsqueda y rescate, y eso los pone en otro nivel a El Salvador... Ahora hemos podido demostrar no solo nuestra mano hermana, sino también que nuestros equipos de primera respuesta, que son los que atienden emergencias y sobre todo catástrofes de grandes magnitudes, están listos y están preparados”, dijo el ministro de Gobernación Juan Carlos Bidegaín durante el recibimiento.
Gül Büyükerşen, embajadora de Turquía en El Salvador, agradeció la entrega del contingente que llegó a su país para ayudar. "El Salvador puede ser un país pequeño en territorio, pero tiene un gran corazón”, destacó la diplomática al tiempo que agradeció que "El Salvador fue uno de los primeros países en responder”, a la tragedia.
Más de 43.000 personas murieron después del terremoto de magnitud 7,8 que sacudió el sureste de Turquía y el norte de Siria, el desastre natural más mortífero de la región en siglos.