Un paciente es atendido por personal médico en un hospital de Buenos Aires, Argentina registra cifras peores que en 2020. Foto: AFP


El presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció este jueves un confinamiento por nueve días, debido a que el país "atraviesa el peor momento de la pandemia" del covid-19, con un registro diario de unos 35.000 casos y 450 muertos.

"La medida regirá desde las cero hora del 22 de mayo hasta las 24 horas del 30 de mayo", indicó el presidente en una alocución en televisión.

Solo tres días de los nueve son hábiles, al ser feriados el 24 y 25 de mayo. A partir del 31 de mayo se regresará a las restricciones actuales con un nuevo confinamiento total el fin de semana del 5 y 6 de junio, precisó.
Debemos asumir seriamente lo crítico de este tiempo y no naturalizar tanta tragedia. Debemos asumir la gravedad. No es momento de especulaciones, nadie tiene derecho a querer sacar ventaja de esto, debemos unirnos para superar esta catástrofe". declaró el mandatario.

Durante el confinamiento, quedarán suspendidas las actividades sociales, económicas, educativas, religiosas y deportivas en forma presencial y solo estarán habilitados los comercios esenciales y las entregas a domicilio.

Los argentinos solo podrán circular en las cercanías de sus domicilios entre las 6 y las 18 horas.

El cierre de actividades será similar al impuesto el año pasado en el inicio de la pandemia y por varios meses para mejorar y apuntalar el agobiado sistema de salud.

Argentina registró este jueves 35.884 nuevos contagios de covid-19 y 435 muertes, con un total de 3.447.044 casos y 72.699 decesos desde que se inició la pandemia. En los últimos siete días, el promedio diario fue de 27.177 casos y 493 fallecidos en el país.

"El problema hoy es gravísimo", insistió el mandatario con un 72,6% de las camas de terapia intensiva ocupadas en el país, índice que se eleva a 76,4% en el área metropolitana de Buenos Aires, que concentra la mayor cantidad de casos.

El presidente destacó que el Estado seguirá ayudando a los sectores menos favorecidos y a las empresas en problemas, con subsidios que serán financiados parcialmente con un impuesto extraordinario a las grandes fortunas.