Militares supervisan transporte público de pasajeros. Foto: Diego García


Es el primer día de labores de la semana, un lunes completamente diferente, muy poca gente en las calles, unidades de transporte vacías, controles policiales y militares por doquier, las largas filas en los supermercados y bancos están bajo la mira de las autoridades muy exigentes, así es el ambiente en las calles.

Control rutinario de Fuerza Armada en la colonia Atlacatl, en las cercanías del INFRAMEN en San Salvador. Foto: Diego García


Personas de la tercera edad hacen fila afuera de un banco en San Miguel para cobrar sus pensiones. Foto: Rosa Fuentes


En los buses y microbuses los motoristas de las unidades advierten a los pasajeros: “Por favor una persona por asiento”. Una vez ha completado el número máximo de usuarios exigido, no detienen su marcha aunque en el trayecto se encuentre con personas haciéndoles parada.

Control rutinario de Fuerza Armada en la colonia Atlacatl, en las cercanías del INFRAMEN en San Salvador. Foto: Diego García


En las unidades de transporte cada quien guarda su distancia, todos se ve unos a otros, pasajeros muy pensativos y a la expectativa de lo que en la calle está ocurriendo, de repente en algunos puntos específicos de carretera se arma pequeño congestionamiento vehicular, es una señal de que se está por llegar a un control que puede estar a cargo de policías y militares instruidos y conocedores de los protocolos a seguir en tiempos de cuarentena domiciliar.

“Buenos días”, dice un militar al abordar un autobús. Más de algún pasajero se inquieta cuando escucha que el militar le pregunta al motorista si lleva todo en orden. “Veo que anda su mascarilla, el alcohol ya se le está terminando, imagino que lleva otra, y sus guantes ¿qué le pasó, por qué no los lleva?”, el motorista le responde: “es que los guantes se deshacen rápido, pero ya me van a dar unos nuevos”. El soldado sigue estrictamente inspeccionando la unidad y reprocha “¿por qué van tan lleno?”, el conductor le responde que lleva un pasajero en cada fila de asientos.

“Voy a verificar con los pasajeros para que justifiquen el motivo del viaje, recordándoles que deben mostrar el carnet donde laboran, carta de la empresa, si van a pasar consulta y comprar medicamentos tienen que llevar documentación que lo respalde, y si van al supermercado muestren la lista de compra” esas fueron las indicaciones del soldado previo a pasar por cada asiento abordando a cada uno de los pasajeros.

En los mercados municipales, en los bancos, farmacias y cadenas de supermercados la presencia policial y militar es considerable. “Señores se les recuerda que deben guardar por lo menos un metro distancia”, dice un policía desde un carropatrulla estacionado frente a un supermercado.

Banco ubicado en el centro de San Salvador. Foto: Roxana Lemus


La cola de personas para entrar a Walmart Soyapango. Foto: Iliana Cornejo


La cola de personas para entrar a Walmart Soyapango. Foto: Iliana Cornejo


Personas hacen cola para ingresar al Súper Selectos ubicado sobre la avenida España, en San Salvador.


 

En algunos mercados agentes municipales junto a policías y soldados han acordonado con cinta amarilla para controlar que las personas ingresen a realizar sus compras lo más rápido posible y no se hagan aglomeraciones.

En las salidas de barrios y colonias se han instalado controles de seguridad peatonal y vehicular, ese es el primer filtro donde las personas deben justificar su salida ante policías y soldados que se muestran muy colaboradores y accesibles a escuchar al ciudadano.

Así ha transcurre el primer día de una semana laboral luego de la cuarentena domiciliar impuesta por el gobierno desde la noche del pasado sábado, como una medida para prevenir la propagación del coronavirus en El Salvador, un país que según el informe oficial registra tres casos.