Si en el verano (boreal) de 2023 los clubes sauditas tiraron la casa por la ventana para fichar a Cristiano Ronaldo, Karim Benzema, N'Golo Kante, Sadio Mané y Neymar, entre otros muchos, el fichaje más destacado un año después ha sido del internacional inglés del Brentford, Ivan Toney, al Al-Ahli.
El gasto de los clubes de la Saudi Pro League pasó de los 957 millones de dólares (fue el segundo país que más gastó tras la Premier League inglesa) a los 431 millones en la última ventana, pasando a la sexta plaza en la lista de ligas más inversoras, justo por detrás de los cinco grandes campeonatos europeos (Inglaterra, Alemania, Italia, España y Francia) con los que aspira a competir.
- Ubicar la liga saudita en el mapa -
"Creo que el año pasado alcanzaron su objetivo (...) que era el de ubicar su liga en el mapa. Jugadores como Ronaldo y otros han atraído a público (...) La cuestión es cómo mantener esto", analizó el investigador de la Universidad de Singapur James Dorsey.
Las ambiciones del fútbol saudita, alimentadas por los ingresos del petróleo, recuerdan las de la Superliga China, cuyos clubes reclutaron a precio de oro a muchos futbolistas... hasta que varios propietarios se declararon en quiebra.
Arabia Saudita, que prevé organizar el Mundial de fútbol en 2034 y que invierte miles de millones de dólares para convertirse en un destino de negocios y turismo antes de que acabe la era del petróleo, debería continuar apoyando su campeonato local.
"Existen formas más reflexivas y estratégicas de abordar los desafíos de la adquisición de talentos y se tiene la sensación de que los sauditas las están considerando", estimó Simon Chadwick, profesor de deporte y de economía geopolítica en la Skema Business School.
Para este experto, los fichajes faraónicos "no se han acabado para siempre", aunque es "poco probable" que se repita con regularidad el escenario de 2023.
- Presiones presupuestarias -
El descenso de los gastos en el fútbol se enmarca en un contexto de presiones presupuestarias crecientes en el reino del Golfo, inmerso en un ambicioso programa de reformas que incluye varios megaproyectos, en un momento en el que los ingresos por el petróleo van a la baja.
En abril, el ministro saudita de Finanzas afirmó que el contexto económico mundial había llevado a las autoridades a replantearse el calendario de algunos de esos proyectos.
Las autoridades admitieron el mes pasado que prevén un déficit público hasta 2027, mientras que el Fondo de Inversión Pública, en cuyo amplio portafolio se incluyen cuatro de los grandes clubes del fútbol saudita, ha emitido obligaciones hasta en cuatro ocasiones este año.
El gigante petrolero público Aramco también ha tenido que vender acciones por más de 12.300 millones de dólares para apoyar a corto plazo las finanzas del país, según los expertos.
El país ha suspendido este año muchos proyectos para estudiar su relación calidad-precio, según Chadwick. Y los fichajes faraónicos de jugadores célebres "es una carga financiera a largo plazo que no garantiza el éxito, en particular, de la selección nacional saudita".
- Contexto de austeridad en el fútbol mundial -
Más aún cuando "los ingresos comerciales (incluyendo los contratos de televisión y de 'merchandising') no se han concretizado hasta el momento, de ahí la necesidad de revaluar las prioridades y los objetivos", añadió el experto.
Por su parte, para el periodista del sitio Sportdata, Mohamed Mandour, "cualquier proyecto necesita mucho gasto al principio" y destaca que la Saudi Pro League ha demostrado "realismo y racionalidad",al buscar "patrocinadores y recursos para los clubes", sobre todo en el extranjero.
"Los gastos de este año reflejan una madurez de la liga y la voluntad de cubrir las lagunas técnicas de los equipos", agregó desde el anonimato un responsable del campeonato saudita. "¿Quién ha dicho que tuviéramos que fichar a una gran estrella cada verano?", se pregunta.
La reducción del gasto en fichajes es un fenómeno que se ha dado también en todo el mundo. Según la FIFA, la inversión total del fútbol masculino se redujo en un 13% con respecto al verano de 2023, ascendiendo a 5.800 millones de dólares en la última ventana.
"Sopla un viento de austeridad en el fútbol, que refleja los crecientes problemas económicos y políticos en todo el mundo", zanjó Chadwick.