Ya sea por motivos ambientales o económicos, los negocios de ropa usada en El Salvador se multiplican en las principales ciudades. Un informe de la empresa Garson & Shaw revela que el 25 % de los artículos de vestir que se venden en el mercado nacional son de segunda mano.

El reporte, que reconoce las limitaciones en la recolección de datos oficiales, examina el peso en la economía de la industria de ropa de segunda mano en El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica.

Esta investigación concluye que la venta y consumo de prendas de vestir usadas genera “importantes beneficios” para los consumidores y las cuentas fiscales de cada país.

Este estudio recalcó que el comercio internacional de ropa usada mueve entre $1,500 y $3,400 millones, con un intercambio de más de cuatro millones de toneladas. Esto a pesar de que solo una cuarta parte de las prendas de postconsumo se recogen para su reutilización y, de esa cuota, un 40 % ingresa en el mercado.

En el caso de El Salvador, el estudio retoma estadísticas de 2021 cuando el país importó 35,302 toneladas de ropa usada, lo que equivale a un poco más de 77.82 millones de libras y significó un costo de $62.3 millones.

Estos datos colocan a El Salvador en el puesto número 23 en ranking de importadores de ropa usada en el mundo, con una cuota de apenas 1.9 %. Además, las compras para el mercado salvadoreño crecieron un 37.2 % en cuatro años, desde las 25,719 toneladas que se recibieron en 2018.

A pesar del exponencial crecimiento, representan el 4.4 % de las exportaciones de maquila de las empresas salvadoreñas, que el año pasado registraron $1,401.2 millones. Los principales productos enviados corresponden a prendas y complementos de vestir, como camisetas, calcetines y ropa íntima.

PIB y tributos.

La mayoría de importadores de ropa usada procede de Estados Unidos, a donde también se destina la gran parte de las exportaciones textiles y de confección de las maquilas salvadoreñas.

La firma estima que el sector de la ropa de segunda mano contribuye con el 1.41% del Producto Interno Bruto (PIB, producción de bienes y servicios) salvadoreño.



De igual manera, en su reporte señala que el arancel de importación de estas prendas es de 13 %, lo que se tradujo en más de $16 millones de ingresos al fisco en 2021.

Del istmo, el principal importador es Guatemala con más de 130,364 toneladas valoradas en $157.4 millones. Después está Honduras con 65,901 toneladas, que equivalen a $123.9 millones; y Nicaragua importa cerca de 52,500 toneladas por $88.5 millones.

Empleos.

Lisa Jepsen, CEO de Garson & Shaw, un proveedor de ropa y artículos de ropa usada, destacó que esta industria es una “fuente creciente de empleo relativamente bien remunerado” para 1.5 millones de personas, cuya proyección es que llegue a tres millones de puestos de trabajos para 2042.

La investigación calcula que actualmente la venta de ropa usada genera 221,961 empleos en El Salvador y llegarán a 408,374 dentro de dos décadas.

“Esta contribución a la economía regional es inestimable”, agregó la ejecutiva, quien cree que la industria contribuye al “empoderamiento económico al proporcionar empleo seguro y permitir a las personas, en particular a las mujeres y los jóvenes, establecer sus propios negocios”.

El comprador “típico” de El Salvador tiene ingresos entre $400 y $500 mensuales lo que, para el estudio, demuestra que tienen capacidad adquisitiva para adquirir ropa nueva, pero eligen de segunda mano para completar sus armarios.