El valor de las importaciones de insumos agrícolas se redujo un 43.1 % en 2023, pero no fue suficiente para regresar a los precios registrados previo al abrupto incremento de 2022 en medio de la invasión rusa en Ucrania.

El aumento de los precios en los rubros agrícolas fue una de las principales consecuencias en el mercado internacional del conflicto, ya que Rusia es uno de los grandes proveedores mundiales de fertilizantes. Además, afectó el encarecimiento de petróleo, pues algunos de estos insumos son derivados del “oro negro”.

De acuerdo con el Banco Central de Reserva (BCR), las importaciones de abonos superaron los $99.9 millones en 2023, equivalente a una reducción de $75.7 millones respecto a los $175.7 millones reportados en 2022. El monto pagado hace dos años fue el más alto desde 1993, primer dato disponible en la base de datos del BCR.

A pesar de la reducción, el valor de las importaciones es un 36 % más alto que los $73.5 millones pagados en 2021, antes del choque en el mercado internacional.

El volumen importado en 2023 superó los 237.6 millones de kilogramos, un 11.7 % inferior a los 269.1 millones reportados en 2022, pero aumentó un 14.3 % respecto a los 207.8 millones de 2021.

Estas importaciones reúnen a los abonos de origen animal o vegetal, urea, sulfato de amonio, nitrato de amonio o sodio, abonos minerales, fósforo, potasio, entre otros insumos.

Un 30.7 % de las importaciones de abonos procede de China, el principal proveedor del mercado salvadoreño, mientras que Rusia es el segundo, con una cuota de un 24.8 %.

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Sin impacto para los productores.

Luis Treminio, presidente de la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), descartó que la reducción en las importaciones de abonos impactara directamente en los cultivos porque los insumos se mantienen más caros que en 2021.

Treminio detalló que en 2021 el costo de los insumos agrícolas para cultivar una manzana de maíz era de $396, pero en 2022 se duplicó a $822. En 2023, hubo una reducción a $760, es decir, que compraron los abonos un 91 % más caros que hace dos años.

El costo total para cultivar una manzana de maíz, incluyendo mano de obra y alquiler de tierra, fue de $1,296 en 2023, al menos $60 menos que los $1,356 de 2022.

Al margen de los costos, los productores temen que el capítulo de altas temperaturas y sequías se repita en la primera mitad de 2024 mientras el fenómeno climático de El Niño mantenga su presencia en el territorio.

“Va a ser un ciclo agrícola bastante complicado para el sector agropecuario”, advirtió Triminio, al recordar que a la salida del invierno se aumentan las precipitaciones que ponen en peligro los cultivos de maíz y frijoles.

Para junio y agosto de 2024 hay una probabilidad de un 55 % que se desarrolle el fenómeno de La Niña, que genera más lluvias, según el Centro de Predicciones Climáticas de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU.

Desde hace tres años, Campo recomienda a los productores de cereales cultivar hasta junio, un mes de retraso a la tradición de iniciar los trabajos con el inicio del invierno en mayo.

El dato

Un 55.5 % de las importaciones de abonos procede de China y Rusia. También hay compras a Marruecos, Noruega, Canadá, EE.UU., Panamá, Costa Rica y Guatemala.

Tres riesgos para el AGO


1.- Clima
Cada año, los productores viven en zozobra ante las altas temperaturas y los períodos de sequía, seguidos de fuertes lluvias.

2.- Empleo
Campo advierte que cada año es más difícil conseguir colaboradores debido a que los jóvenes se emplean en otros rubros o migran.

3.- Costos
Los productores destinan más dinero para los insumos y el alquiler de tierras, con el riesgo de perder el cultivo por eventos climáticos.