La Secretaría analizó las proyecciones de inflación, para Centroamérica y República Dominicana, emitidas por diferentes organismos internacionales, y estableció un promedio general para todos los países.
Basado en las proyecciones, El Salvador mantendrá un promedio de inflación de 1.9 % al cierre de 2024, el nivel más bajo superado solo por Costa Rica para el que se prevé un 1.4 %.
El Banco Central de Reserva (BCR) señala que la inflación en El Salvador rondó un 1.17 % al cierre de agosto, marcando una baja con respecto a julio, cuando se reportó un 1.78 %.
Para la Secmca, la inflación se mantendrá dentro de los rangos establecidos por los bancos centrales de cada uno de los países a excepción de Costa Rica que tendrá una inflación más baja que la meta.
Las estadísticas compartidas por la Secmca apuntan a que Guatemala reportará una inflación de 3.9 %, mientras que en República Dominicana rondará un 4.1 % y en Honduras y 4.6 %.
Nicaragua mantendrá el nivel más alto de inflación al rondar un 5 % para el 2024.
Previsión
El panorama será diferente en 2025, cuando los roles se inviertan y El Salvador se posicione con el país con la inflación más baja de la región.Los promedios estimados indican que El Salvador tendrá una inflación de 1.5 % para 2025, seguido de Costa Rica con un 2.6 %.
La tercera inflación más baja será la de República Dominicana, con un 3.9 %, mientras que En Guatemala será de un 4 %, en Honduras de un 4.2 % y en Nicaragua de un 4.7 %.
El secretario ejecutivo de la Secmca, Odalis Marte, aseguró que actualmente la inflación en la región afecta al sector de alimentos, transporte y vivienda más que al resto.
“Es de prestar atención porque en el caso de alimentos es la división o grupo de bienes que afecta a los más pobres”, indicó el vocero de la Secmca.
Las proyecciones de inflación para 2024 y 2025 se mantienen en un 3.5 %, lo que implica una “normalización completa” de la inflación en torno a las metas de los bancos centrales, según Marte.
La Secmca señala que los índices de inflación se construyen basados en lo que gastan en bienes las familias para alimentarse y mantener sus hogares. Por lo que, en la mayoría de las ocasiones, las familias tienden a percibir cuando los alimentos suben, pero “ignoran” en el momento en que esta baja.