Casi la mitad de la población salvadoreña sufrió en los últimos dos años inseguridad alimentaria moderada o grave, según un informe elaborado por cinco agencias de Naciones Unidas.
El informe “El estado de la inseguridad alimentaria y nutrición en el mundo (SOFI)”, revela que entre 2019 y 2021 más salvadoreños se enfrentaron a problemas para conseguir los alimentos que les permitan su desarrollo pleno, como consecuencia de la pandemia del covid-19.
Un 46.5 % de la población en El Salvador se enfrentó a una prevalencia de moderada a grave de la inseguridad alimentaria entre 2019 y 2021, una cifra superior contra el 42.2 % del período 2014 a 2016.
El estado de inseguridad alimentaria moderada abarca a las personas que afrontan incertidumbre si podrán obtener los alimentos necesarios para su desarrollo y se ven obligadas, en ciertas etapas del año, a reducir su cantidad o calidad de alimentos. En tanto, en grave están quienes podrían haberse quedado sin alimentos o en casos extremos pasan días sin comer.
Según el informe, publicado la semana pasada, la prevalencia de inseguridad alimentaria grave aumentó de un 13.8 % en el ciclo 2024-2016 a 14.7 % entre 2019 y 2021.
El 7.7 % de la población salvadoreña también se enfrentó en los últimos dos años a desnutrición, un estado resultado de una ingesta deficiente en cantidad y calidad de alimentos y que afecta el retraso de crecimiento, delgadez peligrosa o déficit de vitaminas.
Como consecuencia, para el 2020, en El Salvador el 11.2 % de los niños menores a cinco años tenía algún nivel de retraso en su crecimiento, frente a un 6.6 % que tenía prevalencia de sobrepeso.
Con datos más antiguos, según el informe, el 10.6 % de las mujeres entre los 15 y 49 años en el país sufrieron anemia en 2019. O para el 2016, el 24.6 % de la población salvadoreña mayor 18 años sufría obesidad.
Más personas caen en inseguridad.
“La situación es extremadamente grave”, sentenció Julio Berdegué, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al referirse a los daños generados por la pandemia del covid-19 en los sistemas alimentarios.Mientras que se esperaba que para este año se cerraran las brechas abiertas por la pandemia, la FAO da cuenta que “todavía tenemos que prepararnos” porque más personas se enfrentarán a barreras para alimentarse por variables como la guerra entre Ucrania y Rusia que ha encarecido el precio de materias primas como los fertilizantes.
Sin considerar el impacto del conflicto en Ucrania, la pandemia significó un retroceso en la lucha por erradicar el hambre en Centroamérica y el 32.1 % de su población vivió en inseguridad alimentaria entre 2019 y 2021, tres puntos decimales más que en 2016.
Costa Rica fue el que menos población en este umbral reporta en 15.9 %, Guatemala en 55.9 % y Honduras en 49.9 %, mientras que no hay datos actualizados de Panamá y Nicaragua.
“Estamos frente a una crisis compleja y de proporciones, que requiere acciones sin precedentes, no solo de los gobiernos sino de todos los actores del sistema agroalimentario regional”.
Julio Berdegué
Represente regional de la FAO
