El efecto directo en El Salvador del arancel impuesto por Washington de un 10 % será “leve”, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque advirtió de sectores vulnerables por la dependencia de insumos intermedios.

La Administración de Donald Trump endureció su política arancelaria el 2 de abril de 2025 cuando anunció una tanda de aranceles a los países de mayor peso en la canasta comercial estadounidense, así como una tasa mínima del 10 % para 90 naciones, entre las cuales se incluyó a El Salvador.

Aunque poco después anunció una prórroga, la pausa solo aplicaba para los países con tasas por arriba del 10 %. De esa manera, los exportadores salvadoreños comenzaron a pagar el arancel el 9 de abril de 2025, cuando entró en vigencia.

En el informe sobre la consulta al Artículo IV y la primera revisión del programa de Servicio Ampliado (SAF), el FMI analizó que el efecto del arancel será leve, pero recordó que El Salvador está expuesto indirectamente al vaivén de la cadena global de valor.

Desgranó que la industria textil y confección, así como el sector agrícola y los rubros que dependen de insumos intermedios importados se encuentran vulnerables a los efectos externos de la guerra comercial.

“Se espera que estos cambios en la política comercial, y la incertidumbre en relación con las perspectivas de cambios futuros afecten los flujos comerciales a través de vínculos directos e indirectos, aunque el momento y la magnitud de estos efectos son muy inciertos”, sostiene el FMI en el informe.

 

Escenarios

El FMI elaboró escenarios sobre cómo podría afectar la elevada incertidumbre en las políticas comerciales.

Un escenario plantea que EE. UU. aumenta los costos comerciales a las exportaciones de origen de China, Canadá y México en 25 puntos porcentuales, mientras que al resto de los países les deja un 10 %.

El segundo escenario contempla que los socios comerciales toman represalias simétricamente.

Según el análisis, un arancel uniforme para todos los países tendría un efecto pequeño, porque la mayoría de los países tendrían el mismo trato. En cambio, si la tasa es más alta para China, Canadá y México, resultaría más atractivo para los consumidores estadounidenses adquirir productos de otros lugares, como El Salvador.

Inicialmente, los empresarios salvadoreños consideraron que El Salvador tendría ventaja si Washington imponía tarifas más altas a México, el principal proveedor de EE. UU., pero ocurrió lo opuesto, ya que Trump mantuvo en pausa varios ajustes a los productos mexicanos, mientras que la mercadería salvadoreña ingresa más cara por el arancel.

 

Negociaciones sin fruto

El FMI reconoce que los efectos podrían mitigarse si El Salvador y Estados Unidos acuerdan una reducción de los aranceles, un tema que ha estado en agenda desde el anuncio de imposición, pero que hasta la fecha no se tiene una respuesta.

La Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) esperaba una respuesta positiva de la Administración Trump durante la primera semana de agosto, después de calificar las negociaciones de positivas.

Aún si logra un trato preferencial, “El Salvador seguiría sujeto a las repercusiones de las políticas del resto del mundo”.

Estados Unidos se convirtió en la década de 1940 en el principal socio comercial después de desplazar a Gran Bretaña, en ese momento con la compra de café. Actualmente representa un 30.6 % de las exportaciones salvadoreñas, con más de $1,045.9 millones enviados en el primer semestre de 2025. Sin embargo, las importaciones sumaron $2,234.6 millones, 2.1 veces más que los envíos.

Sumando a los países vecinos, el 80 % de las exportaciones salvadoreñas van a Centroamérica y Estados Unidos.

El FMI estima que El Salvador ha promediado un déficit comercial -entre bienes y servicios- del 20 % del producto interno bruto (PIB), el cual se ha financiado principalmente por la llegada de remesas.