A pesar de la larga historia de la caficultura, los salvadoreños consumen más café soluble por su bajo precio y la facilidad de preparación, señala un estudio del Servicio de Agricultura Exterior, del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA).

El reporte revisa el sector salvadoreño a nivel de producción, exportaciones, renovación del bosque cafetero y consumo. Similar reporte se preparó para Guatemala, Nicaragua, Honduras y Costa Rica, también con legado caficultor desde la independencia como repúblicas e importantes exportadores del aromático.



Según el informe, el consumo de café en el ciclo 2023-2024 alcanzará los 295,000 sacos de 60 kilogramos, marcando un repunte después de la pandemia de covid-19 que había estancado la compra de café por la crisis económica e inflacionaria.

Este incremento ha derivado en un crecimiento en el número de cafeterías de marcas internacionales, como Juan Valdez, Starbucks y McCafé, que compiten con establecimientos locales como Viva Espresso y The Coffee Cup.

El Salvador experimenta un “boom” de cafeterías que estimulan el consumo del grano de calidad, con variedades Bourbon, Pacas y Pacamara, que actualmente representan una buena cuota en las exportaciones del aromático. También ha aumentado la presencia del café Geisha, considerado el champán de la caficultura por su alta calidad.

“Sin embargo, la mayor parte del consumo local sigue siendo soluble de menor calidad, importado de Brasil, México, Colombia y Nicaragua, así como marcas de producción Coscafé y D’café”, indica el reporte publicado en el portal del USDA.

Para el año cafetalero 2023-2024, el consumo de café soluble será de 263,000 sacos, mientras que el tostado y molido llegará a 32,000. “Los consumidores locales siguen prefiriendo el café soluble al tostado/molido debido a su facilidad de preparación y su precio más bajo”, insiste en el reporte.

Citando a Trade Data Monitoring, en el informe se destaca que las importaciones de café para el ciclo 2023-2024 superarán los 250,100 sacos, de los cuales 99,540 serán enviados por Brasil, el mayor productor a nivel mundial.


La eterna crisis de la caficultura

El reporte también revisa el rosario de problemas que enfrenta el sector por la “vulnerabilidad climática y una estrategia a largo plazo ausente”.

Para el ciclo 2024-2025 se prevé que la producción alcance las 560,000 bolsas, superior a las 555,000 reportadas en la cosecha 2023-2024.

Sin embargo, los caficultores se enfrentan cada año a una menor disponibilidad de mano de obra debido a la migración en las zonas rurales, que afecta las actividades en las fincas como poda, renovación de árboles y recolección.

Si bien el gobierno continúa con el programa de regalar plantas, la mayoría no son sembradas por los agricultores por falta de recursos económicos para cubrir el costo, que se suma a elevados precios de los insumos agrícolas.

El bosque cafetalero tiene una buena cantidad de plantas que superan los 25 años de antigüedad, superando su edad productiva. Cada año, se requieren siete millones de cafetos para reemplazar los árboles que se mueren de manera natural.

De acuerdo con la Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal), se necesitan 30 millones de plantas anuales de buena calidad y resistentes a la roya durante 10 años para renovar por completo el bosque cafetero.

Junto con el abandono de las fincas, el sector genera menos empleos. El reporte cita que se pierden 10,000 puestos de trabajo cuando la producción cae en 100,000 quintales.