En resumen, las empresas de capital estadounidense buscan reubicar sus operaciones desde los lejanos mercados asiáticos en regiones más cercanas para volverse más eficientes y además evitarse las turbulencias políticas y económicas de aquella región. Muchos países de Centroamérica y el Caribe han visto esto como una gran oportunidad para atraer inversión extranjera, generar empleos y evidentemente, favorecer su crecimiento económico y su desarrollo.
Para que nos demos una idea de la importancia del nearshoring, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que si El Salvador aprovecha esta tendencia podría aumentar sus exportaciones en hasta $1,049 millones. De estos, unos $686.4 millones podrían ser “quick wins” (ganancias rápidas) con Estados Unidos, $343.6 millones en América Latina y $19.9 millones en el mediano plazo.
Hasta ahora, el sector que más se ha beneficiado corresponde a los centros de servicio, donde en los últimos dos años la generación de empleos superó los 80,000 puestos, según la Cámara Americana de Comercio de El Salvador (Amcham).
Atraer inversiones es clave para nuestro desarrollo y hay que fortalecer la seguridad jurídica, la predictibilidad y la paz social para ser cada vez más atractivos para que las empresas extranjeras inviertan en el país.