Cinco siglos antes de Cristo ya se realizaban censos en la Antigua Roma. Precisamente una de las razones por las que Jesucristo nace en Belén es con motivo de un viaje de María y José para empadronarse en un censo romano. Específicamente se refiere a este censo como el de Augusto, realizado cuando Cirenio era gobernador de Siria.

Los censos son la fuente primaria más importante y amplia de información estadística de una población. Los datos compilados por el censo sirven para planear políticas públicas, como decidir cómo distribuir fondos gubernamentales en las comunidades. Por ejemplo, la información ayuda a determinar cuánto dinero se va a destinar a los hospitales, programas escolares y otros programas y servicios esenciales para su comunidad. Además permite determinar prioridades.

En el caso de El Salvador, el Banco Central de Reserva (BCR) realiza desde el pasado 2 de mayo el VII Censo de Población y VI de Vivienda con la colaboración de 13,000 censistas que están recorriendo el país para realizar las entrevistas casa por casa.

Los datos consultados a las familias salvadoreñas servirán para que el Estado y demás actores sociales, como académicos, organizaciones, cooperantes, entre otros, tengan certeza de las condiciones de vida de las familias salvadoreñas, información que según el BCR "servirá de insumo para la toma decisiones de políticas públicas de desarrollo económico y bienestar social, vivienda, salud".

El censo nos permitirá saber cuánta población tenemos, sus condiciones de vida, su nivel socioeconómico, su nivel educativa y otras variables importantes para las políticas públicas.

Es importante que la población entregue los datos correctos y que se procesen transparentemente para que el país entero tenga una visión clara del estado actual de El Salvador. Lamentablemente no tenemos la periodicidad de censos en el país, el último es de 2007 y su metodología fue bastante cuestionada a posteridad. Esperemos que esta vez no se repitan esas fallas y se haga de la manera más profesional posible.