ARENA solo logró dos diputados en la próxima Asamblea Legislativa y una alcaldía, la de La Libertad Este, mientras que el FMLN no obtuvo ni diputados ni alcaldes.
Ambos partidos han admitido su derrota y en medio de justificaciones políticas y críticas internas, hablan de renovación o de reorganización, sin dar detalles claros de qué harán.
El secretario general del FMLN, Óscar Ortiz, por ejemplo, ha hablado de "una reorganización total de nuestro proyecto político viendo hacia el futuro" y dijo que van profundizar la renovación completa del partido. ¿Abandonarán su ideología trasnochada y la defensa de las dictaduras de izquierda del continente? ¿Cambiarán solo nombres en los liderazgos o retornarán los viejos comandantes?
Hace unos años cuando se hablaba de renovación en el FMLN significaba expulsión, tardaron más de 20 años en darse cuenta que era necesaria, pero esos 20 años incluyeron la expulsión de cuadros históricos, la ortodoxia comunista absoluta y la salida de todos los intelectuales del partido. Solo quedaron los comandantes de hueso colorado a cargo que luego se vaciaron en los gobiernos de Funes y Sánchez Cerén con el resultado que ya conocemos.
ARENA no es muy diferente. La diputada Marcela Villatoro ha puesto los puntos sobre las íes al plantear que el presidente actual de Arena, Carlos García Saade, debe dar un paso al costado tras los resultados. García Saade se resiste y dice que "van a sobrevivir". ¿Pero a qué precio? ¿A costa de qué?
La pregunta es también para ARENA, ¿Se renovarán? ¿Abandonarán el himno y el lema de tiempos de la guerra fría? ¿O seguirán en la ortodoxia anticomunista del pasado sin tomar en cuenta que la sociedad salvadoreña y sobre todo la juventud han cambiado tanto?
Son preguntas que quedan en el aire para ambos partidos. Habrá que ver si de verdad harán una reflexión profunda o solo son palabras al vuelo.