Ya pasó una semana del primer debate presidencial en Estados Unidos entre el presidente Joe Biden y su archirrival, Donald Trump, el polémico expresidente republicano. Mucho se ha hablado al respecto del pésimo desempeño del mandatario y de las mentiras amplificadas por su adversario.

El debate fue tan áspero que los dos ancianos -Biden de 81 y Trump de 78- ni siquiera tuvieron la caballerosidad de darse las manos como la gente civilizada.

Más allá de la terrible presentación de Biden, dubitativo, balbuceante, falto de energía, y de las mentiras y exageraciones de Trump, lo lamentable es cómo el futuro de una potencia como Estados Unidos puede estar en manos de estas dos personas.

Biden ha sido un perdedor consuetudinario en todas las crisis que ha enfrentado durante su gobierno y las que ha logrado superar, las pierde comunicacionalmente. Por otro lado, la áspera retórica racista, xenofóbica y tóxica de Trump en un país tan diverso, es el preludio de futuros conflictos y dificultades.

Difícil pronosticar no quién ganará en noviembre, muy probablemente Trump, sino el camino que seguirá Estados Unidos en el próximo periodo presidencial y cómo nos afectará en El Salvador tanta conducta errática de sus máximos líderes a los que parece olvidárseles que han sido un modelo y un referente de democracia y libertades, que hoy se ven amenazadas en el mundo por Rusia o China. Muy preocupante.