El Ministerio de Medio Ambiente anunció este lunes un estado de emergencia ambiental por un año con el fin de controlar y apoyar a las poblaciones afectadas y mitigar la contaminación del espejo de agua. El ministro Fernando López aclaró que "no hay un desastre" pero admitió que es necesario tomar acciones.

Entre las medidas que se anunciaron está la regulación de las actividades turísticas en el lago de Coatepeque y la prohibición de la extracción de agua, entre otras.

Aunque esta vez se habla de contaminación por cianobacterias, el lago ha sufrido las consecuencias del crecimiento poblacional, ha sufrido además un comercio descontrolado y un turismo sin regulación alguna. Muchos de los nuevos hoteles, ranchos y centros turísticos en general no tienen el tratamiento adecuado de sus aguas residuales y evidentemente eso afecta el manto acuífero del lago.

Y el otro problema endémico ha sido el de la basura que usualmente vemos flotar en el lago, afeando el paisaje y perjudicando seriamente el ambiente. A eso hay que sumarle que el lago ha sufrido contaminaciones por combustibles, por agroquímicos utilizados en los campos agrícolas aledaños y por el uso de jabones y detergentes a sus orillas.

De manera que este estado de emergencia ambiental debe emprender un proceso de rescate del lago y su belleza natural. Debe también llamarnos a la reflexión sobre todas nuestras fuentes lacustres, ya vimos que el río Lempa y el embalse del Lago Suchitlán también han sufrido situaciones similares debido a la alta contaminación por basura.

Preservar nuestras fuentes de agua es esencial para la vida humana en El Salvador. El Lago de Coatepeque es un campanazo de alerta que tenemos que tomar con mucha seriedad.