Frank Rubio es el claro ejemplo de cómo los salvadoreños de la diáspora pueden crecer como grandes profesionales en Estados Unidos gracias a las oportunidades educativas y económicas que aquella nación da. La vida de sacrificios de sus padres migrantes y la de él mismo que ha trabajado duro para llegar tan lejos, son un gran ejemplo para los salvadoreños de aquí y de la diáspora. Rubio no olvida sus raíces. En 2020, dijo en una entrevista televisiva que le encantan las pupusas y el café y que las iba a extrañar en el espacio.
Rubio ha sido piloto de helicóptero del ejército de los Estados Unidos, doctor en medicina de la Universidad de Ciencias de la Salud y ahora astronauta de la NASA. Voló más de 1,100 horas, incluidas más de 600 horas de combate y tiempo de peligro inminente durante despliegues en Bosnia, Afganistán e Irak.
Tristemente la histórica falta de oportunidades en el país hace que talentos salvadoreños no vuelvan más. El país necesita construir oportunidades, facilitar el acceso a educación de calidad que mejore la vida de las personas y no tengan que migrar más para que podamos construir muchos Frank Rubio en el país, científicos, médicos, profesionales que sirvan a nuestra nación y ayuden a desarrollarla como lo necesitamos para que nuestra gente progrese.