Francisco Carlos Rubio nació en Los Ángeles, Estados Unidos, de padres salvadoreños, creció sus primeros años en La Unión. Luego volvió a su país natal donde ha desarrollado una admirable carrera como piloto, médico y ahora astronauta. Será pues, el primer astronauta de origen salvadoreño en llegar al espacio el próximo 21 de septiembre cuando parta rumbo a la Estación Espacial Internacional desde el cosmódromo de Baikonur, Kazajstán.

Frank Rubio es el claro ejemplo de cómo los salvadoreños de la diáspora pueden crecer como grandes profesionales en Estados Unidos gracias a las oportunidades educativas y económicas que aquella nación da. La vida de sacrificios de sus padres migrantes y la de él mismo que ha trabajado duro para llegar tan lejos, son un gran ejemplo para los salvadoreños de aquí y de la diáspora. Rubio no olvida sus raíces. En 2020, dijo en una entrevista televisiva que le encantan las pupusas y el café y que las iba a extrañar en el espacio.

Rubio ha sido piloto de helicóptero del ejército de los Estados Unidos, doctor en medicina de la Universidad de Ciencias de la Salud y ahora astronauta de la NASA. Voló más de 1,100 horas, incluidas más de 600 horas de combate y tiempo de peligro inminente durante despliegues en Bosnia, Afganistán e Irak.

Tristemente la histórica falta de oportunidades en el país hace que talentos salvadoreños no vuelvan más. El país necesita construir oportunidades, facilitar el acceso a educación de calidad que mejore la vida de las personas y no tengan que migrar más para que podamos construir muchos Frank Rubio en el país, científicos, médicos, profesionales que sirvan a nuestra nación y ayuden a desarrollarla como lo necesitamos para que nuestra gente progrese.