Los estadounidenses se aprestan a ver la secuela de las elecciones de hace cuatro años entre el actual presidente Joe Biden y su rival republicano y expresidente, Donald Trump. Se suele decir que todas las segundas partes no son buenas y este parece ser el caso.

Biden ha tenido una presidencia bastante mediocre. La crisis migratoria, la larga guerra en Ucrania, la salida de Afganistán y los problemas en Medio Oriente han ensombrecido a un mandatario que además carga consigo su edad, muchos lo consideran demasiado viejo para seguir siendo presidente.

Por otro lado, Trump busca volver a la presidencia en medio de sus escandalosos casos que incluyen el pago para silenciar a una actriz porno. Pero ese es el menor de los males. Trump tiene un discurso cada vez más fascista con los migrantes y repite casi cualquier rumor de redes sociales para intentar ganar adeptos. Sus insultos célebres contra todos sus adversarios también le han empezado a rebotar y el propio Biden se burla públicamente de él.

Los estadounidenses se verán en noviembre ante el dilema de votar por el mal menor. ¿Pero cuál es el mal menor? Para muchos es evidente ese desinterés de Trump por mantener las fuertes alianzas históricas de Estados Unidos y creen que eso favorece a los tradicionales rivales como Rusia o China. Pero por otro lado se siguen cuestionando cómo será un segundo gobierno de Biden.

La economía está en juego y aunque Biden logró sortear los vaivenes mundiales y evitar la recesión, los norteamericanos no parecen satisfechos y añoran el crecimiento de la era Trump, pese a sus desmanes personales y morales.

La moneda todavía está en el aire y las encuestas no dejan nada claro. Veremos cómo continúa desarrollándose una campaña que será probablemente muy accidentada y hasta divertida.