Aunque la migración irregular de salvadoreños se ha ido reduciendo sensiblemente en los últimos meses, de vez en cuando aparecen casos que muestran los enormes riesgos que constituye la migración ilegal hacia Estados Unidos y no solo en el tortuoso camino hacia la frontera sur, sino también dentro del mismo territorio norteamericano.

En los últimos días, las autoridades mexicanas han reportado varios hallazgos de docenas de migrantes centroamericanos -con muchos salvadoreños incluidos- en condiciones infrahumanas de transporte, abandonados en aquel país por traficantes de personas.

Pero hay dos casos muy llamativos que han estado en los medios estadounidenses y que han llegado a procesos judiciales y nos ilustran los peligros de la migración irregular.

Uno de esos casos es de un salvadoreño estadounidense, un profesor universitario de Nueva York, que se aprovechó de mujeres salvadoreñas a las que pagó por su migración irregular y que luego abusó sexualmente, en un caso vergonzoso en el que hay varias víctimas.

Y la semana pasada se conocía de un alarmante caso de tráfico de personas y abusos laborales en una lavandería de Virginia. Ahí las víctimas eran más de cien ciudadanos salvadoreños, llevados todos irregularmente a aquel país. Entre las víctimas hay menores de edad, hasta de 13 años, víctimas de golpizas y maltratos.

Es comprensible la necesidad económica de la gente y la esperanza que representa la migración hacia Estados Unidos, pero hay que tener claro que la migración irregular sigue representando enormes peligros y sus consecuencias no son nada agradables.