Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) revelaba que solo tres de 10 familias salvadoreñas viven en zonas con acceso a espacios públicos para el esparcimiento y la diversión.
El estudio, entregado en agosto pasado, es la primera revisión socioeconómica de los nuevos 44 municipios y analiza 28 indicadores relacionados a empleo, pobreza, educación, ingresos y acceso a servicios básicos.
El estudio retoma datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), que reveló que el 31.2 % de la población salvadoreña tiene acceso a espacios públicos, como cancha deportiva, parque, zona verde, área de juegos para niños o casa comunal. . . .
Estos espacios son clave para el esparcimiento de las familias y contribuyen a la salud física y mental de las personas. Los hogares que tienen la facilidad, buscan otras áreas más lejanas para distraerse, pero quienes viven con ingresos mínimos se ven obligados a recluirse en sus viviendas.
La recreación favorece el desarrollo de diferentes destrezas motoras. El interactuar con el entorno y jugar activamente, tanto en forma individual como grupal, mejora la percepción corporal, el control de los propios movimientos, desarrolla la coordinación y el equilibrio y mejora su ubicación en tiempo y espacio.
Pero en el entorno salvadoreño también permite que nuestros jóvenes aprovechen su tiempo en opciones más saludables y más sanas en su desarrollo, evitando toda forma de violencia y tentación de ser atraído por pandillas u otro tipo de bandas criminales.
Es fundamental invertir en más parques, canchas deportivas, zonas verdes, lugares de esparcimiento en general. Eso permite a los jóvenes no solo distraerse sino canalizar sus energías en caminos positivos como el deporte y la sana interacción con sus semejantes.