Mejorar la economía es un asunto complejo después de décadas de bajo crecimiento y escasa inversión. Muchos de esos problemas fueron derivados de la guerra civil primero y de la enorme crisis de inseguridad pública y violencia que sufríamos con las pandillas. Ninguna empresa extranjera quería arriesgar su capital en un país donde tenía que sumar las extorsiones a sus costos.
A eso había que sumarle aquella perorata socialistoide de los dirigentes del FMLN diciendo que iban a cambiar el modelo y que su faro era Venezuela. ¿Quién querría invertir en un país así?.
Por eso era fundamental resolver el problema de seguridad pública, y ese ha sido un buen primer paso. Pero también hay que sumarle que los empresarios nacionales y extranjeros, que son los mayores generadores de empleo e impuestos y que arriesgan su capital en sus negocios, necesitan certeza y seguridad jurídica, reglas claras y justas.
La carreta de la economía se empuja en conjunto entre el Gobierno, la Empresa Privada, los micro y pequeños emprendedores, la masa trabajadora, todos. Y en El Salvador hay que sumarle nuestros compatriotas en el exterior que nos ayudan con las remesas que son el principal sostén del consumo y evidentemente, ayudan a la recaudación fiscal.
Es positivo que se busque inversiones en el exterior y se muestren las oportunidades que da El Salvador a los empresarios. Es positivo que se den oportunidades a los salvadoreños en el exterior y se den incentivos para la instalación de empresas tecnológicas. Pero también es necesario plantearse reformar las limitaciones en la tenencia de la tierra para propiciar inversiones agropecuarias que permitan mejorar nuestra producción y no tener que importar alimentos más caros.
Mejorar la economía será un trabajo de todos y los salvadoreños tenemos resultados cuando nos unimos con nuestros propósitos.