España ha afrontado en los últimos días el desastre natural más gran de su historia reciente. Más de 200 muertos y pueblos enteros devastados por las lluvias, las inundaciones y sobre todo, por una inoperancia gubernamental sin límites.
Eso ha provocado que una visita del rey de España y del presidente de gobierno, el socialista Pedro Sánchez, haya terminado en una trifulca cargada de insultos y reclamos a las autoridades. Y aunque el rey sacó "terminación" sin tener responsabilidad de los hechos, fue el único que se quedó para escuchar los reclamos y el dolor de la gente. Sánchez huyó y la ola de indignación ha crecido en su contra.
Sánchez tardó casi cinco días en enviar refuerzos policiales y militares a la zona afectada, mientras la población padecía sed y hambre y muchos de ellos incluso seguían sobreviviendo con sus casas inundadas por el agua y el lodo o con los cadáveres de sus seres queridos en la sala.
De ahí la ira popular contra un gobierno que ya de por sí está envuelto en una maraña de corrupción a la que los medios de comunicación suman diariamente nuevos hechos.
Esperemos que España y los españoles sepan superar esto pronto y que la inoperancia de sus autoridades rinda cuentas para que no suceda nunca más.