La Semana Santa dejó tras de sí el lamentable y trágico fallecimiento de don Antonio Cabrales Cáceres, un hombre que sirvió a El Salvador con entereza e integridad, con una dedicación y amor por la gente que servía, como un verdadero y ejemplar patriota.

Desde cada posición pública o privada que ocupó y sirvió, don Antonio destacó por su don de gente, por su rectitud y su afán por un país con un mejor porvenir y promoviendo la sana convivencia y la armonía, el entendimiento, una lucha quijotesca de la que nunca se dio por vencido, pese a las dificultades.

Desde su juventud destacó en los deportes y en su vida profesional y familiar. Ocupó el cargo de viceministro de Agricultura preocupado siempre por mejorar el sector.

Su vocación de servició lo llevaron a ser parte de la Fundación Salvanatura desde su creación, también fue director de Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas) y presidente de la Fundación para la Innovación Tecnológica Agropecuaria (Fiagro).

Se integró a Fusades en 1983, fue directivo de Fusades de 1994 a 2012, presidiendo la fundación de 2003 a 2011. Como presidente de Fusades, Cabrales insistía en una “reforma política” y el “fortalecimiento de las instituciones democráticas”.

Era un firme creyente en los valores democráticos, en la alternancia en el poder, en el entendimiento y el diálogo. Fusades lo definió como “un hombre de entrega y valores ejemplares, que siempre antepuso el interés de los salvadoreños” y esa descripción es justa para un hombre que dio tanto al país.