Este 1 de mayo entra en vigor la división administrativa de 44 municipios establecida en "Ley especial para la reestructuración municipal". Se trata del mayor cambio en la división política del país en décadas de historia.

Pero no solo es un asunto administrativo y geográfico. Una vez tomen posesión los 44 concejos municipales electos el 1 de mayo los desafíos empiezan y no hay tiempo para estudios o análisis porque la población demanda servicios y es cada vez más exigente.

La reestructuración municipal implica una homologación de los servicios y de la atención a la población, eso evidentemente implica costos y eso exige una administración más eficiente en los municipios. No se puede seguir dependiendo eternamente de los fondos estatales, los municipios necesitan ser autosuficientes y ser eficaces en cobrar sus tasas para poder dar buenos servicios.

Parte del problema es que la población de los distritos más pequeños espera que los servicios tengan la calidad del distrito más grande y por supuesto, todos quieren que les recojan la basura a diario, que les barran sus calles, que haya alumbrado público, que haya orden y seguridad.

Todos esos servicios implican dinero y las nuevas municipalidades no pueden multiplicar una estructura en cada distrito de manera que puede traer consigo despidos de empleados municipales y eso también es otro desafío.

Hay que tener claro que 262 municipios era un número demasiado grande para un país tan pequeño y que había municipios insostenibles por su tamaño y población. Ahora el gran reto es demostrar que esta estructura municipal puede ser más eficiente y ayudar más a la población en su desarrollo.