El presidente prometió enfocarse en la economía, darle tratamiento, incluyendo la medicina amarga. Ese tratamiento requiere tiempo, requiere constancia y requiere metodología, como todo proceso exitoso en la vida personal y en la vida pública.
Evidentemente mejorar la economía requiere la atracción de inversiones de parte de empresarios nacionales y extranjeros que apuestan al país para instalar o ampliar sus empresas. Esos empresarios requieren de un clima de negocios con reglas claras, predictibilidad y certidumbre. También requieren mejorar la tramitología y los procedimientos que faciliten el funcionamiento de los negocios.
Atraer inversiones requiere no solo mantener y seguir trabajando por la seguridad pública que ha mejorado notablemente en el primer quinquenio de Bukele, sino también por la seguridad jurídica. Será necesario ajustar leyes y reglamentos también, mejorar la transparencia a la hora de hacer negocios con el Estado.
Mejorar la educación, el acceso al idioma inglés y la digitalización de toda la sociedad son también claves para un futuro económico próspero. El país necesita mejorar la economía y su producción agropecuaria no solo para reducir los precios de los alimentos, sino para ser autosuficientes y no sufrir tanto los vaivenes de la economía mundial que provocan los conflictos internacionales.
La tarea es titánica y ciertamente muchas veces habrá que tomar medicina amarga, pero necesita el concurso de todos los salvadoreños que merecen cumplir sus sueños y metas aquí y dejar de seguir pensando en migrar y no volver, un ciclo que nos ha hecho perder tantos talentos que hoy brillan en otros países. El esfuerzo valdrá la pena.