Hay que recordar que la nueva división político administrativa del territorio no suprimirá las oficinas municipales, sus plazas, ni las tasas municipales, sino solo los concejos y los empleados de confianza de los concejales.
Los departamentos de Cabañas, Cuscatlán, La Unión, Morazán y San Vicente tendrán dos municipios cada uno. Los departamentos de Ahuachapán, Chalatenango, La Paz, San Miguel y Usulután tendrán tres municipios. Así mismo, los departamentos de Santa Ana y Sonsonate serán divididos en cuatro municipios; San Salvador, en cinco municipios; y La Libertad en seis.
Pero servicios como el de la recolección de basura por ejemplo, una queja habitual de la ciudadanía en gran parte de los municipios actuales, tendrá que tomar en cuenta las diferencias geográficas y poblacionales de los diferentes distritos.
Otro asunto es el tema financiero. Gran parte de los municipios del país no eran autosostenibles, por eso están tan endeudados y dependían del Fodes para subsistir. Las nuevas administraciones municipales tendrán que mejorar la recaudación de tasas, renovar el catastro y compensar todo con servicios de mayor calidad. De manera que los próximos 44 alcaldes del país tendrán mucho trabajo por delante.