La influencia cultural, económica y social de Estados Unidos en El Salvador ha dejado una huella profunda al extremo que en algún momento hubo salvadoreños que quisieron que este país fuera parte de la Unión Americana. También la influencia salvadoreña en Estados Unidos es cada vez más notoria en la vida de las comunidades donde hay presencia de nuestros conciudadanos. Los salvadoreños son la principal minoría hispana en Washington, la capital estadounidense y la presencia salvadoreña en estados como California, Maryland, Virginia, Texas o Florida, es inmensa.
Y aunque no hubo acto formal sobre ese día, hay que recordar que los salvadoreño-estadounidenses se cuentan por docenas de miles y el impacto de esa profunda amistad se siente en cada comunidad salvadoreña donde se reciben las remesas.
Estados Unidos también contribuye en diversas formas al desarrollo del país y ha sido de los primeros en ayudar en graves situaciones de emergencia, catástrofes naturales o la pandemia cuando nos donaron respiradores y vacunas, por ejemplo.
Es una amistad perdurable, fuerte, sólida que debemos mantener, cultivar y preservar. No hay socio más confiable en el mundo multipolar de hoy que Estados Unidos. No se trata de negocios y gobiernos nada más o el mero acto formal de las relaciones diplomáticas, sino de dos naciones con una profunda amistad que los salvadoreños sabemos apreciar.