La tormenta tropical Julia golpeó con fuerza al país dejando al menos una decena de víctimas, centenares de albergados, inundaciones, desborde de ríos, daños en cultivos, calles y carreteras afectadas, infraestructura de todo tipo ha resultado dañada. Sin duda, el costo económico de esta catástrofe natural será alto para el país.

Pese al enorme trabajo de Protección Civil y de virtualmente todas las instituciones del Estado en labores de prevención y atención a la emergencia, los daños son enormes. Es lamentable que gran parte de los afectados hayan tenido que sufrir lo peor precisamente por no acatar las indicaciones dadas por las autoridades. El caso más emblemático fue el de dos personas de Morazán que se habrían negado a desalojar y luego fallecieron soterrados. Fue hasta que sucedieron los hechos que el vecindario completo salió de la zona de riesgo.

Ha sido importante la suspensión de clases, pero también debieron tomarse medidas generalizadas sobre la actividad comercial y las labores no esenciales. En ese sentido la población y la empresa privada debieron cesar actividades como apropiadamente se hicieron en muchos casos.

Es lamentable la muerte de tantas personas por la tormenta, incluyendo la de los soldados que se resguardaban de la lluvia en medio de sus labores de seguridad. Vayan nuestras condolencias a todas las familias de las víctimas.

Tristemente de todas estas tragedias hay lecciones por aprender y hay que enfocarse en cómo mejorar la atención de desastres, cómo lograr que la población que vive en zonas vulnerables entienda que es vital evacuar, y también hay que hacer entender a los conductores que no deben circular por zonas vulnerables durante eventos como estos.