Rosa Chávez fue un estrecho colaborador del hoy San Óscar Arnulfo Romero y su nombramiento como cardenal fue recibido con gran alegría en el país en 2017. Fue el reconocimiento papal a una vida correcta, austera y acorde al Evangelio. El hoy obispo emérito siempre ha denunciado las injusticias, criticaba los abusos de las partes en el conflicto armado, defendió los derechos humanos, denunció valientemente las irregularidades en todos los gobiernos y siempre estuvo presto a escuchar a quien buscó su consejo o su ayuda.
Con Rosa Chávez no ha habido medias tintas ni declaraciones ambiguas como las que suelen hacer otros religiosos, ha sido un hombre que habla claro y trata de iluminar el camino con las palabras acertadas del Evangelio, por supuesto, eso muchas veces ha traido molestias en los sectores criticados, pero el cardenal se ha mantenido en su camino con firmeza y respeto a sus semejantes. Por eso y otros muchos méritos, el papa Francisco lo nombró cardenal, porque claramente era el obispo más cercano a la cátedra y el mensaje profético de Monseñor Romero.
Su humildad y vida austera son ejemplares. Seguirá siendo párroco de su pequeña iglesia San Francisco, en el centro capitalino, donde vive sin lujos ni ostentación alguna y se le ve caminar por las calles. Ojalá en la Iglesia Católica se cultiven vocaciones como la de este obispo que tanto ha servido al país.