La campaña electoral en Chile para la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre arrancó este domingo con el ultraderechista José Antonio Kast como claro favorito en las encuestas, mientras la izquierdista Jeannette Jara enfrenta un escenario cuesta arriba, apostando por una remontada que algunos expertos califican de “milagro”.

Los últimos sondeos electorales en Chile —difundidos antes de que entrara en vigor la veda de encuestas— otorgan entre 12 y 16 puntos de ventaja a Kast, exdiputado ultraconservador que compite por tercera vez por la presidencia. Su rival, la exministra comunista del actual Gobierno de Gabriel Boric, enfrenta no solo la baja popularidad del oficialismo, sino también un electorado fragmentado.

Pese a que Jeannette Jara fue la más votada en primera vuelta con un 26,9 %, la falta de alianzas con sectores fuera de la izquierda dificulta su crecimiento electoral. Kast, con un 23,9 %, ya sumó apoyos clave: Johannes Kaiser (13,9 %), ultralibertario, y Evelyn Matthei (12,4 %), de la derecha tradicional, cerrando filas en torno a su candidatura.

Los analistas destacan que, si bien el apoyo a Kast consolida más del 50 % del electorado, no se garantiza un traspaso automático de votos. El economista populista Franco Parisi, que quedó tercero con el 19,7 %, se perfila como el gran comodín. Su partido, el Partido de la Gente (PDG), decidirá este domingo por consulta interna si apoya a alguno de los dos finalistas.

La batalla por el voto antisistema

El voto antisistema representado por Parisi será clave. Su electorado, escéptico de la política tradicional, podría inclinar la balanza en una segunda vuelta que se presenta polarizada. Aunque Parisi no ha dado un respaldo explícito, cualquier guiño podría tener impacto en regiones urbanas y sectores de clase media desencantados con el sistema.

Kast, del Partido Republicano, ha centrado su discurso en la crisis de seguridad, prometiendo un “Gobierno de emergencia nacional” para frenar la migración irregular y el crimen organizado.

Ha moderado su mensaje público en torno a temas sociales como el aborto y el matrimonio igualitario, intentando no repetir el error que le costó la elección en 2021 frente a Boric.

Pese a ser un confeso defensor del legado de Augusto Pinochet, José Antonio Kast evita pronunciarse sobre su visión conservadora en esta campaña, manteniéndose enfocado en el eje “orden y seguridad”. Esta estrategia busca evitar fugas de votos femeninos y centristas, clave para consolidar una eventual victoria.

Según expertos como Rodrigo Pérez de Arce, aún queda por ver si Kast cumplirá su promesa de gobernar bajo un plan de emergencia o si usará su eventual triunfo para librar una “batalla cultural” desde el poder. En cualquier caso, el escenario político para el próximo presidente no será sencillo.

El nuevo mandatario asumirá el 11 de marzo con un Congreso fragmentado, donde la derecha y la ultraderecha están a apenas dos escaños de la mayoría. La gobernabilidad dependerá del PDG, cuyas posturas oscilan entre el populismo y la crítica abierta al sistema político.

La izquierda chilena, sin margen de error

Para Jeannette Jara, revertir las encuestas implicaría movilizar al electorado progresista, sumar indecisos y minimizar la abstención. Sin embargo, su vínculo con un gobierno impopular y su militancia comunista despiertan recelos entre votantes moderados, dificultando el objetivo de ampliar su base.

Desde 2006, ningún mandatario ha sido sucedido en Chile por un presidente del mismo bloque ideológico. Si Kast gana, marcaría un giro histórico: sería el primer presidente ultraderechista desde el retorno a la democracia, rompiendo con el patrón pendular entre izquierda y derecha que ha caracterizado la política chilena.