Fiscales mexicanos informaron el martes que detuvieron a un sospechoso relacionado con el asesinato del alcalde de una ciudad en el sur del país, quien fue decapitado menos de una semana después de asumir el cargo.

Alejandro Arcos, quien era el alcalde de Chilpancingo, la capital del estado de Guerrero, fue asesinado el 6 de octubre, y su cabeza fue colocada sobre el capó de una camioneta.

Diversos medios, como Milenio y El Universal, identificaron al detenido como Germán Reyes, quien se desempeñaba como encargado de la Secretaría de Seguridad Pública de la ciudad.

La fiscalía de Guerrero compartió una imagen del sospechoso, señalándolo como Germán "N", siguiendo la costumbre de no revelar nombres completos.

Se informó que enfrenta cargos de homicidio en relación con el asesinato de Arcos.

Arcos fue elegido en junio para representar a una coalición opositora que incluía al Partido Revolucionario Institucional (PRI), el cual calificó su asesinato como un "crimen cobarde" y solicitó justicia.

Los políticos en México, especialmente a nivel local, son blancos frecuentes de asesinatos relacionados con la corrupción y el narcotráfico, que mueve miles de millones de dólares.

Guerrero, uno de los estados más empobrecidos del país, sufrió durante años la violencia derivada de las disputas entre cárteles por la producción y el tráfico de drogas.

Desde diciembre de 2006, cuando se implementó en México una controvertida estrategia antidrogas con la colaboración activa de fuerzas militares, se registraron más de 450,000 muertes violentas y decenas de miles de desaparecidos, según datos oficiales.