El presidente estadounidense, Joe Biden, presentó este jueves su hoja de ruta climática con un nuevo objetivo de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, semanas antes de que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca amenace con echarlo abajo.

El país prevé ahora reducir sus emisiones entre un 61% y un 66% para 2035 respecto a los niveles de 2005, según el plan de acción presentado ante Naciones Unidas, que refleja el compromiso del segundo mayor contaminador del mundo de limitar el calentamiento a largo plazo a 1,5 grados centígrados.

El documento detalla que el nuevo objetivo planteado se alcanzará a través de nuevas tecnologías, la reducción de desperdicio de energía, la transición a energías limpias, los vehículos eléctricos, mejoras en la eficiencia de los edificios y el desarrollo del hidrógeno limpio, entre otras medidas.

"Estoy orgulloso de que mi administración esté llevando a cabo la agenda climática más audaz de la historia de Estados Unidos", afirmó Biden en una declaración en vídeo en la que saludaba las nuevas medidas destinadas a mantener a Estados Unidos en la senda de las emisiones netas cero para 2050.

"Convertiremos esta amenaza existencial en una oportunidad única en una generación para transformar nuestra nación para las generaciones venideras", añadió.

Pero su legado climático pende de un hilo. Trump, un escéptico del cambio climático que se proclama a favor de los combustibles fósiles, prometió durante su campaña "perforar al máximo", en contra de la política de transición energética de Biden.

Y se prevén retrocesos en los compromisos internacionales, incluido el Acuerdo de París.

"En su primer mandato, el presidente Trump promovió la conservación y la gestión ambiental, al tiempo que promovió el crecimiento económico para las familias", dijo la portavoz de la transición, Karoline Leavitt, en un comunicado enviado a la AFP.

Agregó que las políticas de Trump "produjeron energía asequible y fiable para los consumidores junto con empleos estables y bien remunerados, todo mientras caían las emisiones de carbono de Estados Unidos a su nivel más bajo en 25 años", detalló.

¿Estados y empresas al rescate?

En una llamada con periodistas, el enviado de Biden para el clima, John Podesta, reconoció que aunque Trump "puede dejar la acción climática en un segundo plano", el sector privado y los gobiernos estatales y locales pueden impulsar el progreso. "No es una ilusión, ya ha ocurrido antes", subrayó.

Los grupos ecologistas acogieron con satisfacción el nuevo objetivo, que incluye el compromiso de reducir las emisiones de metano supercontaminante en un 35% para 2035.

"Esto provee un importante punto de encuentro y una referencia para los estados, ciudades y negocios que entienden que abordar el cambio climático es bueno para la economía", estimó Rachel Cleetus de la Union of Concerned Scientists.

Para Debbie Weyl, del Instituto de Recursos Mundiales, representa una guía. Pero considera "posible que la administración Trump no mueva un dedo para cumplir este plan".

Objetivo sin cumplir

Podría decirse que la administración de Biden ha llevado a cabo los programas climáticos más ambiciosos de la historia de Estados Unidos, empezando por su reincorporación al Acuerdo de París, la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación con inversiones récord en energías limpias y el compromiso de proteger el 30% de la tierra y el agua para 2030.

Los críticos denuncian que Estados Unidos siga siendo el mayor productor mundial de combustibles fósiles.

A pesar de los avances, Estados Unidos sigue sin cumplir su objetivo actual para 2030 de reducir las emisiones entre un 50% y un 52% por debajo de los niveles de 2005.

Según un reciente informe del grupo independiente Rhodium, Washington va camino de lograr una reducción del 32-43% para 2030. Un alto cargo de la administración estima no obstante que ahora ronda el "45-46%".

La Unión Europea, el cuarto mayor emisor, debate una reducción del 90% para 2040 respecto a sus emisiones en 1990, pero por ahora no ha presentado un plan. China, India y Rusia, los mayores contaminantes, tampoco han anunciado sus propuestas.

Las tendencias del mercado y la caída de los costes de las energías renovables pueden limitar el retroceso bajo Trump.
Y aunque el magnate retire a Estados Unidos del Acuerdo de París en su primer día de mandato, el proceso dura un año.