Honduras celebrará este domingo unas elecciones generales marcadas por un clima de alta polarización, acusaciones cruzadas de fraude y el desarrollo de la jornada bajo un estado de excepción vigente desde diciembre de 2022. Más de seis millones de ciudadanos están llamados a las urnas para elegir presidente, diputados, alcaldes y representantes al Parlamento Centroamericano.
Los comicios se realizan en medio de denuncias por intento de manipulación de resultados. El oficialismo filtró una serie de audios en los que, supuestamente, una representante del Partido Nacional en el Consejo Nacional Electoral, Cossette López, coordina un presunto fraude con el diputado Tommy Zambrano y un miembro no identificado de las Fuerzas Armadas.
El fiscal general, Johel Zelaya, aseguró que las grabaciones “demuestran plenamente la existencia de una asociación ilícita”. La oposición, sin embargo, sostiene que los audios fueron manipulados y critica que el Ejército custodie el material electoral.
Durante la campaña de 45 días, los principales candidatos —Rixi Moncada, Salvador Nasralla y Nasry Asfura— se acusaron mutuamente de preparar fraudes, mientras la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea alertaron sobre la posibilidad de que los resultados no sean reconocidos.
La tensión subió aún más cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, irrumpió en el cierre de campaña para respaldar públicamente al candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura. Trump agitó el fantasma del comunismo y pidió el voto para Asfura. Además, propuso indultar al expresidente Juan Orlando Hernández —condenado a 45 años de prisión en EE.UU. por narcotráfico— si su candidato gana.
“Si ‘Tito’ Asfura gana la Presidencia de Honduras, debido a la gran confianza que Estados Unidos tiene en él, en sus políticas y en lo que hará por el gran pueblo hondureño, lo apoyaremos firmemente. Si no gana, Estados Unidos no malgastará su dinero”, advirtió Trump.
El oficialismo llega al proceso con Rixi Moncada como candidata del Partido Libre, en busca de un segundo mandato consecutivo tras la presidencia de Xiomara Castro, quien logró reducir pobreza, inflación y homicidios durante su gestión, aunque bajo un régimen de excepción cuestionado por organizaciones de derechos humanos.
Moncada, exministra y abogada, es cercana a los gobiernos de Cuba y Venezuela, lo que ha sido usado por sus rivales para desacreditarla. Según las encuestas, enfrenta una contienda reñida, superada por Salvador Nasralla, ahora bajo la bandera del Partido Liberal.
Nasralla, una figura mediática y televisiva con largo historial político, promete cambios radicales con inspiración en modelos como el del presidente argentino, Javier Milei, en economía, y Nayib Bukele, en seguridad.
“Se trata de votar por el caballo ganador, por el único que puede sacar al partido Libre”, dijo en uno de sus últimos actos de campaña.
Por su parte, Nasry Asfura, apodado “Papi a la orden”, se presenta por segunda vez a la Presidencia. Exalcalde de Tegucigalpa, cuenta con el respaldo de Trump, quien lo definió como “el único verdadero amigo de la libertad en Honduras”. Su gestión edilicia fue elogiada por obras de infraestructura, pero también señalada por su implicación en los Papeles de Pandora y acusaciones de malversación.
El próximo presidente enfrentará enormes desafíos: altos niveles de pobreza, corrupción sistémica, instituciones debilitadas y el legado de un país estigmatizado por el narcotráfico.
