El fallo del juez ordena que las boyas sean retiradas antes del 15 de septiembre, además prohíbe a la administración del gobernador, Greg Abbott, que instalen nuevas estructuras similares que limiten la circulación en el río.
Tanto la administración del presidente estadounidense, Joe Biden, como del gobierno mexicano habían demandado la medida antiinmigrante implementada por el gobierno de Texas, porque justificaban que esta medida pone en riesgo la vida de los migrantes, quienes pueden morir ahogados o atrapados en las boyas gigantes.
Las boyas flotantes que conforman el muro están sujetas al fondo del río, y en la parte de abajo tienen una red metálica que impiden que los migrantes crucen por debajo de éstas. Mientras que, en las divisiones de cada boya, las autoridades de Texas instalaron cercas de púas para que las personas no pasen sobre éstas o en las divisiones de cada una.
Además del muro, Texas implementó desde marzo el despliegue masivo de soldados de la Guardia Nacional y la colocación de cercas de púas, todo esto como mecanismos para frenar el flujo de migrantes que diariamente intentan ingresar ilegalmente hasta suelo estadounidense.