Los migrantes fueron desplazados por órdenes del gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien desde hace varios meses mantiene una política antiinmigrante, así como las diferentes leyes que ha aprobado en contra de los migrantes indocumentados que viven en dicho Estado.
Según los relatos de los migrantes, tuvieron que firmar documentos donde aceptaban ser desplazados desde Florida, pero ellos aseguran que esas firmas fueron tras engaños y amenazas, porque de lo contrario podrían ser expulsados del país o encarcelados.
Florida y Texas son dos de los Estados que mantienen una política muy rigurosa en contra de los migrantes, y en la mayoría de los casos las personas son enviadas en autobuses o vuelos privados hasta otras ciudades de Estados Unidos, especialmente a las denominadas ciudades santuarios, lugares donde los migrantes no son deportados y reciben ayuda humanitaria.