La prenda habría sido tomada de su propio cuarto, ya que Ale permitía a esta persona ingresar a su casa. "Un día ella me pidió mi cuarto para grabar un video para nuestras redes sociales... yo le presté mi cuarto y la dejé sola", contó Ale sobre su primer error, y el segundo fue tener expuestas sus joyas.
Al contactar a su amiga, le negó tener conocimiento sobre la joya extraviada, cuando era la única que había estado en la recámara e incluso había subido una historia con una imagen del joyero. Al final, esta amiga se presentó a la casa y casualmente encontró el anillo.
"Más que cuánto cuesta el anillo, es el valor, el esfuerzo, la historia con mi esposo, algo bien importante para mí y no entendía la maldad que había en esa persona", apuntó Ale, que pasó un día llorando, muy preocupada y defraudada. "Es un tipo de persona que yo prefiero perder a estar en un tipo de conflicto", acotó. Mira el desenlace:
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