El director Barry Jenkins, ganador del Óscar por el filme LGBT "Moonlight" y hoy a cargo de "Mufasa: El Rey León" asegura que, lejos de sentir presión al devolver a la pantalla una franquicia tan apreciada, opina que es un "privilegio" trabajar con una historia y unos personajes tan queridos por millones de personas en todo el mundo.

"La gente ha estado viviendo con estos personajes durante 13 años, y ahora llego yo y, en cierto modo, me siento como si cogiera prestado algo que les pertenece", afirma Jenkins en una entrevista concedida a Europa Press, en la que explica que al aceptar capitanear la precuela animada de 'El Rey León' asumió lidiar con la "especial e íntima" relación que millones de fans tienen con estos personajes.

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"Es como como si dejaras a tus hijos con la niñera o en el colegio y esperas que cuiden de ellos justo en la forma y con el cariño que tú los cuidarías. Y así es como abordo yo la relación entre los fans y estos personajes. Pero después, yo tengo que seguir adelante para hacer mi trabajo y contar una historia", explica el cineasta estadounidense que, en todo caso, asegura no estar "para nada" preocupado por las críticas que ciertos fans más acérrimos o "sobreprotectores" puedan tener hacia esta nueva entrega.

"Soy muy mayor ya para preocuparme por esas cosas. Pero lo que sí puedo decir es que es un privilegio trabajar en algo que le interesa tanto a la gente, en algo de lo que el público tiene un conocimiento tan profundo y intenso", insiste el director que además se congratula por el hecho de que ''Mufasa: El Rey León" le haya permitido adentrarse en una historia tan distinta y con un nivel de producción tan diferente a sus anteriores trabajos.

Un giro en su filmografía

Un cambio que, subraya, necesitaba para seguir evolucionando como cineasta varios años después de llegar a lo más alto con su victoria en los Óscar allá por 2017 con aquel mediático error en los sobres durante la entrega al premio a la mejor película entre "La La Land" y "Moonlight" que pasó a la historia como el 'Envelopegate'.

"Entre 'Moonlight' y 'Mufasa', hice el 'El blues de Beale Street' y una serie de televisión llamada 'El ferrocarril subterráneo', que fueron básicamente 14 horas de narración en unos 6 años. Fueron proyectos muy diferentes, pero me parecieron bastante similares", recuerda Jenkins que señala que fue durante la pandemia, cuando estaba terminando la serie, cuando leyó el guión de 'Mufasa' y decidió dar el sí a la superproducción de Disney.

Con su relato sobre cómo un cachorro huérfano y perdido en tierras extrañas acabará convirtiéndose en un gran rey, 'Mufasa' sirve como precuela de tres iteraciones anteriores de 'El rey león'. Y cada una de ellas fue un éxito rutilante: la película original de 1994 ganadora de dos Oscar con la que comenzó la leyenda, la nueva versión de 2019 dirigida por Jon Favreau que rozó los 1.500 millones de dólares en taquilla y el premiado y muy exitoso musical de Broadway que ha viajado por más de medio planeta y que lleva varias décadas en cartel.

Un mastodonte cinematográfico sigue la línea estética del remake de animación fotorrealista de Favreau lo que supone que el aspecto ténico y tecnológico pieza clave. Un reto al que Jenkins no se había enfrentado hasta ahora en sus trabajos previos. "Me dije a mí mismo que como narrador, como artista, tenía que hacer algo muy diferente, aunque fuera por una vez. Y no había nada más diferente a lo que había hecho anteriormente que este filme, así que decidí aprovechar la oportunidad y hacerlo", dice.

Historia simple, personajes complejos

Y aunque con una escala mucho mayor y con diferentes herramientas como la animación digital, lo cierto es que 'Mufasa: El Rey León' tiene, como todos los anteriores trabajos de Jenkins, una lectura política. Algo, asegura el director, inevitable en su cine.

"Para es imposible o sería ya una declaración política hacer un filme que no tenga que de alguna forma lecturas políticas", dice el director que asegura que, aunque esta historia pueda parecer a priori "muy simple", aún así aborda conceptos tan complejos como "la jerarquía, con las reclamaciones de varios personajes a un trono, estamos lidiando con toda una comunidad o cómo esta comunidad debería ser gobernada"

"Pero esta es una historia para niños y que tiene tanto significado para tantas personas que la política no debería ser lo primero que el filme ponga al público encima de la mesa. Y aún así, cuando tenemos a dos o tres seres humanos o leones parlantes discutiendo cosas, en sociedad, todo tiene un significado", explica Jenkins que espera que, tras ver la película el público logre ver "la diferencia entre un villano y un personaje complejo".

Y es que este filme no es solo la historia del joven Mufasa y cómo se convirtió en rey, sino también del gran villano de la saga, Scar, cuyo gran giro ya han 'spoileado' los adelantos promocionales del filme. "Creo que, a lo mejor, cuando la gente termne de ver la película tendrán, al menos, una comprensión más avanzada de la diferencia entre esas dos cosas, tendrán menos posibilidades de etiquetar a alguien como un villano y de ser más conscientes de complejidades", concluye.