Michael Jackson fue extravagante de principio a fin, por ello su mejor amigo era un chimpancé llamado Bubbles, quien llegó a la vida del cantante en la de 1980.

Versiones señalan que el animalito fue comprado por Jackson por más de 60 mil dólares, mientras que otras aseguran que lo adoptó luego de verlo en un laboratorio donde se realizaban investigaciones contra el cáncer. Lo que es cierto es que lo conservó por el amor que le tenía a los animales.

El chimpancé iba con el cantante a sus giras, grabaciones, filmaciones de videoclips, y en poco tiempo llegó a convertirse en su más fiel compañero, y en un símbolo de su estilo de vida.

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Aunque estuvieron juntos por más de 20 años, en 2003 y debido a la agresividad que mostraba, Bubbles fue enviado al Rancho de Bob Dunn, para evitar que pudiera lastimar al pequeño Prince Michael II, el entonces recién nacido de Jackson.

Después de la muerte de Michael, en 2009, Bubbles fue llevado al Center for Great Apes en Wauchula, Florida, donde actualmente explora túneles y, ocasionalmente, pinta. Sus cuidados anuales cuestan 30 mil dólares, de acuerdo a Patti Ragan, la directora del centro donde se cuida a Bubbles, según TMZ.


Desde 2005, el Michael Jackson Estate se encarga de los gastos del animal y la propia directora ha compartido que Bubbles disfruta de mucha libertad en el santuario y que ha aumentado su peso y estatura a 84 kilos y 137 cm, respectivamente.

Hoy, Bubbles vive una vida tranquila y protegida, lejos del mundo del espectáculo, pero su conexión con el intérprete de "Beat It" continúa siendo recordada por los fans, reportó el diario mexicano El Universal.