Obligado a abandonar su Irán natal, para el director disidente Mohammad Rasoulof que su más reciente película compita por un Óscar por otro país tiene un sabor agridulce.
"The Seed of the Sacred Fig" (La Semilla del Higo Sagrado), una pieza de suspenso filmada en secreto que muestra a una familia separada por la brutal y represiva política de Irán, ha conquistado reseñas entusiastas y ha ganado varios premios en festivales, incluyendo Cannes.
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Pero cada país puede presentar una única cinta para competir por el Óscar a la mejor película internacional, y en países autoritarios como Irán, esa opción queda en manos de organizaciones controladas por el Estado.
"Por supuesto, es inimaginable que la República Islámica presentaría una película como esta para los Premios de la Academia", dijo Rasoulof. "De hecho, si el régimen pudiese presentarla, no habría necesidad de hacer esta película en primer lugar", apuntó.
Así que en lugar de Irán, Alemania seleccionó la pieza como su apuesta por el codiciado Óscar internacional. Alemania se ha convertido en la patria adoptiva para el exiliado Rasoulof. Esta cinta fue producida por compañías alemanas y francesas.
"The Seed of the Sacred Fig" tiene grandes posibilidades de ganar una nominación en la fastuosa ceremonia de Hollywood y conquistar amplia visibilidad mundial.
"Estoy fascinado con que Alemania viese el potencial internacional de la película y la abrazara (...) Es como luz brillante, una señal para todos los cineastas que trabajan bajo opresión en el mundo", dijo el director a la AFP en Los Ángeles este mes, durante la promoción de la película.
"(Pero) es agridulce", prosiguió. "Tengo sentimientos encontrados".
"Presión"
La película está ambientada durante las protestas del movimiento "Mujeres, vida, libertad" que ocurrieron hace dos años en Irán. Estas manifestaciones fueron desencadenadas por la muerte de una joven bajo custodia tras ser arrestada por la "policía moral" por presuntamente violar el estricto código de vestimenta del régimen para las mujeres.
Cientos fueron asesinados en la represión a manos de las fuerzas de seguridad, de acuerdo con grupos de derechos humanos.
La película sigue a Iman, un ambicioso juez que trabaja para el gobierno, su esposa Nahjmeh, y sus dos curiosas y rebeldes hijas. Inicialmente, Iman se siente dividido por tener que firmar sentencias de muerte sin evidencias. Pero la presión del régimen aumenta y lo corroe, creando una brecha en la familia, especialmente después de que su arma desaparece de su casa.
Rasoulof apenas consiguió ir al estreno de la película en el festival de Cannes en mayo, tras abandonar Irán a pie a través de peligrosos pasos entre las montañas unos días antes.
El cineasta, quien ya estuvo preso, acababa de ser sentenciado a ocho años de cárcel y flagelación por denunciar la "corrupción" e "incompetencia" de las autoridades.
En Cannes, mostró fotos de los dos protagonistas de la película quienes están atrapados en Irán.
Uno de ellos es Soheila Golestani, quien interpreta a Nahjmeh, quien permanece en Irán y enfrenta "la mayor cantidad de presión posible" a medida que los procesos judiciales se aceleran en contra de los cineastas en las últimas semanas, dijo Rasoulof.
"Cineasta exiliado"
La apuesta oficial de Irán este año es "In The Arms Of The Tree". Los medios estatales la describen como un drama que muestra "la belleza de este país" y destaca "la autenticidad de la familia iraní".
Rasoulof dice tener poco interés en ver una película "hecha siguiendo los parámetros que dicta la censura iraní". "Tienden a no representar la realidad. Si las ves, sientes que es un insulto a tu inteligencia", comentó.
En su última película, Rasoulof se nutrió de las influencias del Hollywood clásico, sobre todo con un final intenso, trepidante y espeluznante.
"Me influenciaron dos películas: 'Los perros de paja', de Sam Peckinpah, y 'El resplandor', de Stanley Kubrick", detalló. "Realmente disfruté jugar con los géneros y mezclarlos de nuevas maneras".
Entre sus próximos proyectos está una animación que contará la historia de Abbas Nalbandian, un dramaturgo radical que "vivió experiencias trascendentales en torno a la Revolución (iraní)".
La idea de una animación salió más por la necesidad hace cuatro o cinco años. "Pensaba que no podría filmar nada en las calles", recordó Rasoulof. "Estaba buscando la manera de darle la vuelta a esto".
Pero ahora quiere completar el proyecto, incluso estando en el exilio, una realidad que el cineasta admite aún no asimila por completo. "Es muy difícil aceptar que ya pasaron seis meses (...) que soy un cineasta exiliado", comentó. "Extraño mucho Irán".