“Kingsman: The Golden Circle” (Kingsman: El Círculo Dorado), la nueva entrega de esta alocada comedia de espías que se estrena este día en los cines, “tiene mucha más emoción” que la primera parte y “se adentra más en los personajes”, según resaltó en una entrevista con Efe su director, Matthew Vaughn.

“A los que les gustó la primera parte, les va a gustar mucho la segunda”, señaló Vaughn, quien espera que algún día la mezcla entre lo tradicional y lo moderno de sus películas inspire a hacer otras similares dentro del género de acción.

La película cuenta como después de que la base de operaciones de los Kingsman en Londres explotó por los aires, Gary ‘Eggsy’ Unwin (Taron Egerton), que ya es un Kingsman de pleno derecho, y su compañero Merlin (Mark Strong) se verán obligados a viajar juntos hasta Estados Unidos. Allí, ambos deberán unirse a sus homólogos norteamericanos, los integrantes de una asociación secreta conocida como Statesman, que está liderada por el agente Champ (Jeff Bridges) y que, además, cuenta con los agentes Tequila (Channing Tatum), Whiskey (Pedro Pascal) y la gurú de la tecnología Ginger (Halle Berry). Claro que los miembros de Statesman no son tan educados y elegantes como los Kingsman

El también director de “Kick Ass” (2010) o “X-Men: First Class” (2011) confesó que lo más difícil de esta nueva película fue “hacer que los momentos de acción no fuesen repetitivos” y asegurarse de que “Elton John encajaba en la película”, quien finalmente le sorprendió gratamente durante el rodaje.

Junto a él, vuelven a esta segunda entrega caras conocidas como las de Taron Egerton (Eggsy) y Mark Strong (Merlin). Y también hay noticias de Colin Firth (Galahad), cuyo personaje murió al final de la primera parte tras ser asesinado por Richmond Valentine, un megalómano rico interpretado por Samuel L. Jackson.

Otros actores de prestigio como Halle Berry (Ginger Ale), Jeff Bridges (Champagne), Channing Tatum (Tequila) o el chileno Pedro Pascal (Whiskey) también se han unido a las órdenes de Vaughn para poder responder a las altas expectativas que dejó la primera película.