¿Qué te inspiró a entrar en la industria del cine?
Desde muy joven, alrededor de los 11 años, escribía poesías e historias. Descubrí el teatro a los 12 años y supe que quería escribir obras, yo quería ser esa persona; es decir, no pensaba “yo quiero ser actor, yo quiero poner las luces... Alguien escribió eso que están diciendo, estoy seguro; yo quiero hacer eso".Eso fue una motivación para mí. Aunque no tenía mucho apoyo, estaba muy inspirado. Estudié teatro y trabajé en varios empleos para poder concentrarme en mis estudios. Eventualmente, un compañero me invitó a participar en un cortometraje. Un día, yo vi una pizarra de sol que es un cuadro que tiene un espejo gigante y que usa el sol como fuente de energía para iluminar un espacio; yo me quedé maravillado. El fotógrafo me explicó su función y dije “no, no, ya sé qué quiero hacer, quiero hacer cine” y de ahí empezó mi pasión.
¿Cuántas producciones has hecho hasta la fecha?
Hasta ahora he producido más de ocho películas, más de 30 coproducciones. Por ejemplo, dirigí una película que se llama "Julián", es una historia que reflexiona sobre las decisiones de los jóvenes sobre la paternidad, una película que parece pop pero que no lo es. Es bien interesante, bien bonita y que se está enseñando ahora en algunos festivales de cine. Además, estoy por dirigir mi segunda película. Por otra parte, para mí dar clases y hacer cine es una amalgama, es normal.¿Cuál ha sido el mayor desafío de tu carrera y cuál es la película que más te ha enseñado?
Mi mayor desafío ha sido equilibrar mi pasión por el cine con las dificultades económicas y logísticas.La película que más me ha enseñado es "El Premio", que produje en 2010. Se exhibió en Netflix, en HBO, en fin en todas las plataformas y es la ópera prima de mi maestra Paula Markovich, que fue mi maestra de guion y mi ópera prima como productor. Fue una experiencia increíble, llena de retos y aprendizajes.
Yo estaba asesorando un canal de televisión y renuncié para hacerla. Renuncié a un trabajo bien pagado para hacerla, y aunque no me dio mucho dinero, me dio muchísimas alegrías y la moral para seguir haciendo cine.
¿Cómo fundaste tu escuela de cine?
Fundamos la escuela en 2017, aunque la idea comenzó a gestarse en 2016. Éramos cinco cineastas prolíficos y exitosos de México, incluyendo a Brigitte Broch, ganadora de un Óscar de la Academia por el diseño de producción en la película "Moulin Rouge". Todos compartimos la visión de crear una institución accesible y de alta calidad.
¿Qué te inspiró a crear una escuela de cine que no fuera elitista?
Mi formación con una maestra que fundó el laboratorio de Teatro Campesino en México fue crucial. La bandera y la columna vertebral del proyecto era que se le enseñara arte a los campesinos e indígenas, para que, no nada más tuvieran la oportunidad de emigrar o de pescar o de cosechar; sino también, de hacer arte.
Yo vengo de esa educación totalmente social y es un poquito la filosofía que está siguiendo la la facultad, pues es que lo yo propongo de base que nosotros no seamos una escuela elitista a partir de las cuotas bajas que los alumnos pudieran pagar los gastos y que también pueda tener una dignificación sobre los profesores.
Algo que no existía en México era la licenciatura en cine, digamos es histórico lo que nosotros hemos hecho. Desde el 2011 avalado por la Secretaría de Educación Pública de México existe el título de licenciados y eso lo hicimos los miembros de la Facultad de Cine que estábamos preocupados por ese esquema y muchos artistas importantes.
¿Cómo lograron financiar un proyecto tan ambicioso?
La financiación vino de varias fuentes. Personalmente, invertí una parte significativa, y también obtuvimos préstamos bancarios y apoyo de personas generosas que dijeron “toma esto y luego me lo pagas” y junté un millón de dólares. Además, los cofundadores contribuyeron en especies y con su trabajo sin cobrar durante el primer año. Fue un esfuerzo colectivo y apasionado y logramos alianzas políticas importantísimas.
Es muy loco, porque nosotros representamos casi el 4 % del Producto Interno Bruto del país, somos la actividad artística que genera más trabajos y dinero en el país, más que la música; entonces, ¿cómo era posible que no se nos reconociera a nosotros como licenciados? somos miembros activos del pago de impuestos y de la generación de empleos todos los cineastas.
Mencionaste alianzas importantes. ¿Cuéntanos más?
Sí, hemos establecido alianzas con instituciones como el Instituto Superior de Arte en Cuba y la Escuela de Cine fundada por Gabriel García Márquez en San Antonio de los Baños. Estas colaboraciones nos permiten ofrecer una educación de cine de clase mundial y mantenernos conectados con las mejores prácticas y tendencias en la industria.
¿Cómo ha sido la respuesta de la comunidad?
El efecto fue prácticamente inmediato y entonces los propios miembros de la industria empezaron a estudiar en la Facultad de cine. La respuesta ha sido increíble. En nuestro primer año tuvimos 113 alumnos. La comunidad cinematográfica ha reconocido nuestro esfuerzo.
¿Cuál es tu visión a largo plazo para la escuela?
Mi visión es seguir fomentando una educación accesible y de calidad, y contribuir al crecimiento de la industria cinematográfica en México. Quiero que nuestra escuela siga siendo un referente en la formación de cineastas y que nuestros egresados puedan dejar una huella significativa en el cine mundial.
De eso se trata mi visión de la vida, mi visión de la educación del cine y va de la mano. Es algo que yo hago, es mi misión en la vida y de lo cual genero mis ingresos y mi felicidad. Género historia en mi país.
¿Cuántas generaciones se han graduado ya?
En el tiempo que llevamos, se han graduado siete generaciones de estudiantes de especialidades, lo que equivale a entre 150 y 200 estudiantes. En cuanto a la licenciatura, esta es la cuarta generación.
¿Los estudiantes pueden terminar la licenciatura y luego optar por una especialización?
Sí, la licenciatura en cine dura cuatro años y medio. En el sexto semestre, los estudiantes comienzan a especializarse, pero es poco tiempo para convertirse en especialistas. Ahora, con la existencia de licenciaturas, los jóvenes que recién terminan la preparatoria pueden aspirar a estudiar cine, lo cual no era posible antes. Después de la licenciatura, pueden optar por especialidades y luego por una maestría.
¿Cómo ves la realidad del cine en El Salvador?
Creo que es crucial que los gobiernos apoyen el cine y el teatro como expresiones culturales y económicas. El cine es un detonador social y económico y los gobiernos deben de darle oportunidad a las expresiones como el cine o el teatro para manifestarse con apoyo de recursos financieros del gobierno, para que se fomente la cultura, el arte, la educación y la generación de empleos a partir del cine.
El problema es que no hay una Ley de Cine, mi llamamiento es para poder hacer una Ley de Cine y una Comisión de Filmaciones para ordenar y facilitar la producción cinematográfica. Esto no solo beneficiaría a la industria local; sino que también, perciben recursos del cine extranjero, o sea se están pasando películas extranjeras en el cine y no se les está cobrando nada.
Un gran ejemplo es Argentina: Argentina recauda entre el 22 % y el 25 % de las películas Hollywood que se presentan en sus cines y ese dinero se inyecta al cine nacional, ni siquiera lo tiene que sacar el gobierno, sale directamente del pago que no se van a llevar los extranjeros.
Por tu medio me gustaría convocar a los gobernantes a darse la oportunidad de escuchar eso y a pedir asesoría, nosotros estamos a dos horas y con la Facultad de Cine podemos ayudarles, porque en la Facultad de Cine también dan clases las personas que inventaron la ley de cine, por ejemplo.
El cine crea caminos, crea espacios, ayuda a la reforestación, a lo que te imagines porque si vamos a hacer una historia, por ejemplo, te pongo una de las historias de Macondo, entonces hasta crean lugares turísticos, caminos para una población, para que el equipo, para que los camiones pueden pasar les construyeron un camino, es muy poderoso.
¿Cómo esperas que la facultad aporte al desarrollo del cine en El Salvador?
Nosotros tenemos todas las herramientas educativas y políticas, desde el hecho que nosotros mismos, los que hemos hecho cambios significativos en nuestro país, somos los maestros y podríamos con muchísimo gusto, aportar con nuestra experiencia y con nuestra postura política al país, porque no somos una empresa somos una fundación de artistas, no soy un empresario, soy productor de cine y maestro.
¿Qué opinas del festival de cine en El Salvador?
El festival me parece muy valioso y tiene un gran potencial para detonar cosas interesantes en El Salvador. Voy a dar cuatro becas como premios del jurado del festival para cuatro diplomados que se pueden tomar en línea desde aquí a México.
También hemos ampliado nuestro programa social para que jóvenes de El Salvador y otros países de Centroamérica y Sudamérica puedan estudiar gratis en la Ciudad de México. Es posible romper el estigma de que solo las clases altas pueden estudiar cine, pero depende de nosotros trabajar para lograrlo.
¿Podrías contarnos sobre tu próxima película?
Sí, mi próxima película reflexiona sobre la dificultad de salir de la marginalidad en los barrios populares de México. No es una película de buenos y malos, sino una observación objetiva de cómo las condiciones del entorno afectan a los jóvenes. Aún no tiene nombre.
¿Cuál es tu mensaje para los artistas salvadoreños?
Claro, primero que nada, el arte es una fuente de inspiración para la humanidad. Gracias a los artistas, tenemos registros históricos de la sociedad, la cultura, la literatura y ahora el cine. Los artistas somos necesarios para la sociedad y para la humanidad. A pesar de los impedimentos económicos, sociales y geográficos, seguimos creando arte. Mi mensaje para todos los artistas es que comprendan la importancia histórica de su labor y que no se rindan.