La arqueología de El Salvador precolombino se comprende poco en comparación con los países vecinos, reseña este martes la revista Antiquity, que reveló el hallazgo. Además, apunta que la alta densidad poblacional dificulta las excavaciones, pero las erupciones volcánicas a lo largo de la historia también han afectado los sitios arqueológicos.
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"Se sabe muy poco sobre las identidades y afiliaciones etnolingüísticas de los creadores de los antiguos asentamientos que antecedieron la llegada de los europeos a principios del siglo XVI", afirma el Dr. Jan Szymański de la Universidad de Varsovia (Polonia). "Esto empeora cuanto más retrocedemos en el tiempo", añade.

Para llenar este vacío en nuestro conocimiento, el Dr. Szymański y su colega Gabriela Prejs excavaron en el gran sitio, y en lo alto de la estructura piramidal decrubrieron una rica ofrenda que se asemeja a un depósito funerario, pero sin restos humanos. Allí estaban los cinco muñecos que datan del 400 a.C.
"Este hallazgo es sólo el segundo grupo de este tipo encontrado in situ y el primero en el que aparece una figura masculina", añade el Dr. Szymański.
Tres de las figuras tienen cabezas articuladas, lo que las hace parecer muñecas de juguete modernas. Los autores sugieren que eran una especie de marioneta antigua, colocada en una escena o teatrillo, sin duda destinado a transmitir un mensaje hoy perdido.

La posición de los títeres encima de la pirámide más grande del sitio sugiere que estaban involucrados en rituales importantes, posiblemente públicos.
"Una de las características más llamativas de las marionetas es su dramática expresión facial, que cambia según el ángulo desde el que las miremos", dice el Dr. Szymański. "Vistos desde arriba parecen casi sonrientes, pero cuando se les mira desde un ángulo nivelado se vuelven enojados o desdeñosos, para asustarse cuando se los ve desde abajo. Este es un diseño consciente, tal vez destinado a mejorar la gama de actuaciones rituales en las que se podrían haber utilizado los títeres", explica.
Este estilo de figurilla se encuentra tanto en el oeste de El Salvador como en el sur de Guatemala. Otros artefactos descubiertos en el depósito, como colgantes de jade, también se conocen del área istmocolombiana de las modernas Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Estas similitudes materiales podrían haber expresado las conexiones de la élite local con otras élites en lugares remotos.

Todo esto sugiere que San Isidro participó en redes de interacción a larga distancia y compartió tradiciones y costumbres rituales en toda la zona hoy conocida como Centro América, desafiando el pensamiento tradicional de los arqueólogos de que El Salvador estaba aislado de la región.
"Este descubrimiento contradice la idea predominante sobre el atraso cultural o el aislamiento de El Salvador en la antigüedad", concluye el Dr. Szymański. "Revela la existencia de comunidades vibrantes y de gran alcance, capaces de intercambiar ideas con lugares notablemente distantes", finaliza.