María Celeste Arrarás recién había aterrizado en Madrid, España, el pasado 2 de mayo, cuando recibió la devastadora noticia de que su compañero de vida Raúl Quintana había muerto por un infarto en su casa de Miami.

"Había llegado a Madrid para ver el abierto de tenis y seguir con unas amigas en un peregrinaje por el Camino de Santiago. Llevábamos un año planeando ese viaje", contó la periodista a la revista People en Español. "Antes de salir para el aeropuerto le dejé junto a sus cosas una nota escrita a mano diciéndole algo muy bonito, como si presintiese lo que iba a pasar. ¡Cuánto me alegro de haberlo hecho!", confesó.

Sus hijos le dieron la triste noticia. "Julián, mi hijo mayor, me llamó alarmado para decirme que los paramédicos estaban en la casa porque Adrián había encontrado a Raúl inconsciente, junto a la máquina caminadora en la que había estado ejercitándose", recordó la boricua de 63 años.

"Mi hija Lara, que lo adoraba, lo acompañó en la ambulancia, me iba explicando lo que sucedía hasta que fue evidente que ya nada más se podía hacer", lamenta Arrarás, quien tomó un vuelo de regreso para despedirse del empresario venezolano de 57 años.

Lee además: "Jason Momoa en una relación con la hija del guatemalteco Ricardo Arjona".

"Fue la persona que me enseñó lo que es el amor incondicional porque me quería en todas mis versiones, con todos mis defectos y virtudes. Siempre fui su persona favorita, su prioridad y no pasaba un día sin que me demostrara cuánto me quería", recordó María Celeste, de 63 años. "Era un gran compañero, divertido y cómplice por eso deja un hueco muy profundo", añadió.


También lo denunció

Pero no todo fue hermoso en su relación. En el 2010, Arrarás hizo una llamada a la Policía tras una discusión entre ambos. La comunicadora lo denunció por violencia doméstica, pero Quintana se declaró inocente de los cargos, que acabaron siendo desestimados.

"Fue un incidente aislado que yo reporté en su momento y que llevó a un periodo de separación. Después de un tiempo considerable le di una oportunidad y jamás en la vida volvió a haber algún tipo de problema entre nosotros", apuntó ella.



Después de eso, Quintana le mostró su apoyo en todo momento. "Cuando el pasado octubre me dio apendicitis y tuvieron que operarme, no se despegó de mi ni un momento", contó sobre su hoy desaparecida pareja.

"A mí me cuesta aceptar la finalidad de la muerte y sus consecuencias. Creo que esa ausencia irremediable que tiene lugar cuando se acaba la vida de un ser querido es algo que toma tiempo asimilar", admitió.

"Yo tengo una narrativa interna sobre lo sucedido que es muy positiva y que me ayuda mucho a lidiar con la pérdida. Constantemente me recuerdo a mí misma que la muerte lo sorprendió en el momento más feliz de su vida, algo que él repetía casi a diario. Me recuerdo a mí misma que murió tan repentinamente que por eso no sufrió", concluyó.